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Lunes 09.05.2022 - Última actualización - 3:59
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Mirada desde el sur

Qué chucho…

"Santa Fe está atravesada por aquello que el Siglo XXI le agregó: narcotráfico, código narco, y finalmente corrupción estructural".
Crédito: Mauricio Garín

"Santa Fe está atravesada por aquello que el Siglo XXI le agregó: narcotráfico, código narco, y finalmente corrupción estructural". Crédito: Mauricio Garín

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Mirada desde el sur Qué chucho…

Hablemos clarito. "Argentinismo: Escalofrío. Síntoma. Fiebre palúdica intermitente. Para consultar otras acepciones de «chucho» en otros países y regiones ver: Definición de...". El diccionario acota y exime. En Argentina fabricamos chuchos y después nos asustamos. País, provincia, ciudad con el mismo yerro.

 

La Peste, el Covid, quitó la sábana y aquí estamos, entrados en el siglo XXI, desnudos y empezando a gritar. Algunos acontecimientos personales (de personas que se toman -y son tomados- como "La Patria", el Estado, la propia existencia de La Constitución) terminan por complicar una situación delicada.

 

Dos países se debaten. El que come y tiene mañana y el que no lo tiene… y no come. Todos hablan del segundo y viven en el primero. La trampa y el disimulo son cada vez mas visibles. Hay razones. Eso pone miedo a los habladores, aparecen chuchos, escalofríos.

 

Se siente, se siente

 

Del siglo XX nos debían democracia y la justicia social. Democracias incompletas y las igualdades declaradas pero no efectivizadas, salvo a tropezones, nos pusieron delante injusticias manifiestas y democracias ausentes. Deuda que muchos se niegan a asumir. Los medios somos un elemento complicado, cómplice original, de estas deudas. El cronista no está "afuera", no se puede.

 

El uso de los medios como participantes tiene dos puntos muy altos. Bernardo Neustadt y el "cómo" del periodismo político. Marcelo Tinelli y el "modo" (político partidario) de televisar a un presidente. La salida -en vivo- de Fernando De la Rúa desde un "plató" no hizo nada más que mostrar la cúspide de una era. El siglo XX se definía por sus hechos, no por sus relatos.

 

El atajo mentiroso

 

La teoría de "El Relato" se convirtió en el eje: Un título. Una foto. La realidad se cuenta, se deforma, se re-inventa. En todo caso, se agrega una actitud denigrante ante quien se opone. Eso cuesta. También el retorno definitivo de Carl Schmitt y su teoría de amigo/enemigo. Una forma que fue un fondo y una Gestalt peligrosa. Costosa.

 

No es posible una mentira absoluta y permanente. La ausencia de las cosas como son se sienten en el bolsillo, los asesinatos y la pronta muerte de la esperanza, que por ahora agoniza. Eso estamos pagando. Todos.

 

El atajo descarado

 

El siglo XXI le agregó narcotráfico, código narco, y, finalmente, corrupción estructural. La primera noción del terremoto que esto significó fue la inseguridad social. Se sumaron a la injusticia social y la democracia plena ausente. Se siente mucho y se cuenta poco sobre este punto de inestabilidad.

 

Ahora las cosas son más visibles, era una cuestión de simple default. A un relato le siguió otro, a una denigración otra, a una foto que nada explica pero esconde, se le aplica otra foto que explica menos y esconde más. Como los programas de computación, a cada acción una salida… por default. Lo copiamos de la naturaleza. La naturaleza no esconde, vive a cara descubierta.

 

El poder unitario

 

Hay muestras visibles de la nueva situación. Los políticos de primera clase y nosotros, los políticos por simpatía, como las cuerdas fuera del traste en las guitarras de 12 cuerdas. El periodismo es el sector político que, desde fuera del eje apunta, inficiona, finalmente puede llegar a torcer el eje y peor: le piden que lo haga. Sucede. Peor que peor: algunos se creen Clase A.

 

Dos acontecimientos allá, donde el poder central se gesta y realimenta, pueden definir cuánto nos pasa. Este es uno: Si bien Esmeralda Mitre se refirió a lo sucedido con Alfredo Leuco en su cuenta de Twitter, ahondó sobre la reacción del periodista en una nota que le realizaron en Intrusos, ciclo de chimentos de América TV: "Casi se muere. Quedó muy mal parado delante de todo el mundo, había gente importante. Le bajó la presión. Yo tenía un mejor pensamiento de él. ¿Cómo socios? ¿Cómo alguien puede decir semejante burrada?".

 

Nada puede quitar a Leuco, tal su nombre artístico, del importante sitio en el que está. Tampoco desaparecerá el "criterio empresario" de las influencias y el co-gobierno entre los políticos de primera y de segunda clase.

 

El otro ejemplo tiene una fineza más atrevida. El periodista al que se menciona tiene una manifiesta simpatía por Fernández (si, ese Fernández) esto pone, a las circunstancias, un valor agregado: "Bueno, el gobierno está partido completamente y Cristina está buscando debilitarlo y derrocarlo a Alberto Fernández. Nosotros cubrimos política y es trascendente lo que pasa en el poder, pero tampoco exageremos. Lo que se ve es una autodestrucción innecesaria. Viste cuando dicen guarda con Milei que está loco, pero mirá a estos tipos…también están locos", concluyó el ex conductor de "Palabras más, palabras menos". El texto del medio citado refiere a Ernesto Tenenbaum.

 

El país del interior

 

La provincia de Santa Fe, que es bicéfala, tiene una dependencia mediática con los medios que emiten desde Buenos Aires. También una diferencia. El periodista estrella, el "star", es una ausencia. En la provincia importan los criterios de las empresas antes que "los mediáticos sueltos".

 

El último "star" de tal sistema (era el Siglo XX) fue Evaristo Monti. No hay estrellas mediáticas en Santa Fe y/o en Rosario. Pero se relata de dos modos y se comunican distintas cuestiones. Desde ahí se entiende que aflijan de modo diferente según el periodismo santafesino o rosarino, las cuestiones de la provincia, y que el susto (mayúsculo, mayúsculo e inútil) aparezca cuando los medios nacionales dicen lo que todos sabíamos.

 

De nada vale entonces Rosario y Santa Fe. Un 3% de rating de un programa de cable hablando sobre "la provincia" duele más que un hospital con negociados y sin hacer desde hace doce años.

 

"El que no sabe es como el que no ve"

 

Una nota de Jacquelin movió intestinos flojos. Una lectura correcta lleva a que los datos los proporciona Germán de los Santos que escribiera, en coparticipación (cada vez es más evidente que fue su interpretación la que se sostuvo) el libro "Los Monos".

 

Santa Fe está atravesada por aquello que sostuvimos al comienzo de este texto: El siglo XXI le agregó narcotráfico, código narco, y finalmente corrupción estructural. La primera noción del terremoto que esto significó fue la inseguridad social. Se sumaron a la injusticia social y la democracia plena ausente. El libro "Los Monos" narra la caída ante el narcotráfico desde 2007… ¿Se entiende?

 

Perotti y los aullidos

 

El discurso del 1 de mayo del gobernador Perotti trajo todo a superficie. La cantidad de obras que se hicieron y que no se anunciaron eficientemente. La corrosión que Sain mostró y el modo en que se suicidó políticamente, con un arrastre institucional del que aún no hay control de daños. Es un aullido el descaro socialista, ya que es en esos doce años de ineptitud en la vigilancia y defensa de la sociedad que se quebró la última valla.

 

Miremos el mismo vaso que Jacquelin. Todo "El Mal" que los medios nacionales muestran en Santa Fe se reduce a que aquí se conoce quiénes y con quién transaron, y en otros territorios los pactos son más secretos, serios, durables…y muy pecaminosos. No se conoce (por allá, fuera de Santa Fe) los rostros de los pecadores.

 

Lo esencial

 

Una provincia sana en dineros, con buen porcentaje en salud y una aceptable recuperación en educación, con mucha obra pública en marcha desaparece ante el susto de dos cosas: 1) Que Buenos Aires muestre cómo desapareció la sábana y quedamos desnudos, y muchos no sepan cómo cubrirse. 2) ¿Qué lugar y cómo ubicar(se) si el socialismo fue la cabeza equívoca de un radicalismo complaciente, que llevó a la provincia al atraso en el plano nacional según lo que es, lo que será, y quejarse –ahora- del desbande social que el narcotráfico pone y la inseguridad social muestra es negar la realidad. Mismo barco.

 

La clase política calla que fue durante su gobierno (social-radicalismo) que esto se desmadró. En mitad de los escalofríos culpan al peronismo de lo que provocaron. El peronismo complicó lo que estaba mal.

 

El almanaque no se equivoca. El libro "Los Monos" lo muestra. Esa fecha es la que se le olvidó a Jacquelin. De los Santos la dice. Los políticos y muchos colegas santafesinos también son olvidadizos. Olvido en los de ayer y escasa competencia en los de hoy. Sepan disculpar el olvido de todos ante el desastre…es por el chucho.

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El texto original de este artículo fue publicado en nuestra edición impresa.
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