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Domingo 06.02.2022 - Última actualización - 9:13
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La Política en Foco

La hora de los sellos

El PJ santafesino ha convocado al diálogo interno, luego de una semana movida a nivel nacional y en la provincia. Las tensiones entre la Casa Gris y el sector que encabeza Agustín Rossi tienen un vínculo indirecto con la maximalista renuncia de Maximo Kirchner y con la elección del sucesor.

 Crédito: Gentileza
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La Política en Foco La hora de los sellos El PJ santafesino ha convocado al diálogo interno, luego de una semana movida a nivel nacional y en la provincia. Las tensiones entre la Casa Gris y el sector que encabeza Agustín Rossi tienen un vínculo indirecto con la maximalista renuncia de Maximo Kirchner y con la elección del sucesor. El PJ santafesino ha convocado al diálogo interno, luego de una semana movida a nivel nacional y en la provincia. Las tensiones entre la Casa Gris y el sector que encabeza Agustín Rossi tienen un vínculo indirecto con la maximalista renuncia de Maximo Kirchner y con la elección del sucesor.

El peronismo santafesino vive su propia tensión interna, al margen de las que dividen aguas en el oficialismo a nivel nacional. Bajo la curiosidad de que ningún dirigente justicialista de peso en el mapa de la bota santafesina ha quedado del lado de Máximo Kirchner hay, sin embargo, otras cuitas de larga data y bien locales sin resolver entre las líneas internas.

 

Indirectamente, estas pujas entre justicialistas en la provincia se vincularon el único dirigente político argentino que es hijo de dos ex presidentes, y que lleva un apellido que lo precede en cada acto de su vida.

 

A nivel nacional, la pregunta parece ser si puede o no haber líneas internas en el kirchnerismo, o si solo existe la oportunidad de la obediencia. (X). La vicepresidenta ya demostró al elegir a Alberto Fernández que tolera distanciamientos personales, pero con los sectores que se reconocen como líneas internas de su fuerza ¿podrá hacerlo?

 

En la provincia, en cambio, los espacios de poder dentro del peronismo parecen seguir en discusión a pesar de que en las Paso de 2021 hubo un claro ganador: el gobernador Omar Perotti. Cuando su jefatura al interior del oficialismo se había vuelto indiscutible en las urnas, un suceso nacional inesperado le termina por poner competidores en las audiencias en los medios y en las redes.

 

Esta semana cambió el panorama nacional del PJ. Han surgido sueños, el de crear un albertismo entre unos y entre otros el de apostar a todo o nada con un maximalismo (dicho por Máximo, obviamente).

 

El presidente supo ver muy pronto que se producía un vacío en su base de sustentación y lo llenó muy pronto, luego de presentar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

 

La falta de apoyos de duros K al paso que debió dar el gobierno nacional fue de inmediato contrarrestada por la llamada Liga de los Gobernadores peronistas que, como aquella de Los Pueblos Libres, reúne demasiadas pretensiones autonómicas de liderazgo, más que de cuidado de los intereses provinciales.

 

Como sea, hablaron los mandatarios provinciales y mostraron su aceptación con "el acuerdo posible" con el FMI. Lo hicieron los gobiernos de las jurisdicciones más importantes, Perotti entre ellos. Más tarde y en soledad, incluso Kicillof consideró oportuno explicar que era correcta la decisión tomada por la Casa Rosada.

 

Oportunidad

 

Hace tan sólo unos pocos días, antes de la renuncia de Máximo, se abría un escenario interesante para el gobernador santafesino. Iba a poder reclamar por sus posiciones y acuerdos con Alberto y con Cristina, y por el peso de Santa Fe, un lugar en ese espacio del peronismo: el de los gobernadores en respaldo de la gobernabilidad. Nada mal para quien no tiene reelección, pero representa a una provincia que solo exige del país mínimas estabilidades para crecer y mostrar su progreso, con una gestión que -salvo por la inseguridad creciente y la revisión judicial de la gestión Sain- tiene como mejorar y mostrar resultados porque cuenta con lo principal: caja.

 

Sin embargo, esa chance de abrirse paso en debates con sede en Buenos Aires parece comenzar a diluirse.

 

Una cosa es contrarrestar un "silencio que aturde" de la protagonista principal de la política argentina. Otra, hacerle frente a ella y a una crisis en la coalición de gobierno marcada por el estruendo de una renuncia en el Congreso donde urgen los respaldos.

 

Ante esa revuelta coyuntura apareció -en realidad se pudo ver- al ex ministro de defensa Agustín Rossi, con línea directa al Ejecutivo Nacional. Nadie construye una relación en cuestión de días o semanas un presidente. Rossi mostró que aún derrotado es influyente. Y que ya no necesita del lustre de los escritorios de Balcarce 50 para demostrarlo. Uno de los suyos, Germán Martínez es el nuevo jefe de los diputados nacionales del Frente de Todos. Ocupa la silla que dejó Máximo.

 

Perotti le había marcado la cancha a Rossi al duplicarlo en votos. Pero fue justo en esa misma semana en la que se produjo la fuga maximalista y en la que volvió a hablarse de Rossi cuando la Casa Gris tomó la decisión de hacer una última limpieza de funcionarios que pertenecen al rossismo de La Corriente de la Militancia.

 

El Chivo demostró que la coherencia en política, y más cuando cuesta tantas derrotas electorales, puede tener su premio. Desde su temprana oposición al menemismo hasta la presentación de su lista para competir contra Perotti, pasando por sostener contra la opinión mayoritaria en Santa Fe medidas K como las retenciones al agro, Rossi ha sido siempre el mismo. Y cuenta con el capital político de haber respetado los acuerdos que hizo.

 

Llamadas oportunas

 

Horas antes de que el país supiera de su designación, el nuevo presidente de la bancada oficialista, que recibió la orden de "encapsular" en Diputados el conflicto interno, habló con el gobernador Perotti. Fue un gesto que le permitió luego al presidente del Partido Justicialista de Santa Fe, el diputado Ricardo Olivera, convocar al diálogo. No es La Hora de los Hornos, ni de hacer una Crónica de la Liberación (en los términos maximalistas que planteó Máximo en su renuncia), sino apenas la hora de la negociación y de buscar mínimos acuerdos. Y para sentar a conversar a los dirigentes justicialistas santafesinos demasiado enfrentados, los sellos son útiles. El PJ santafesino, que no emite un comunicado desde el año pasado, será esgrimido para que al fin haya un encuentro. Y que allí digan lo suyo Hacemos Santa Fe de Perotti; el NES de los intendentes y los senadores que encabeza Armando Traferri y el espacio de María Eugenia Bielsa que tiene al peronista más votado en 2021: Marcelo Lewandowski.

 

Todos saben que el maximalismo no es buena propaganda electoral, salvo que sea absoluta la sensación de que se ha perdido el rumbo, como pasó con el "que se vayan todos". Por ahora eso no parece estar cerca y nadie se queda en Santa Fe con esas banderas, aunque si las cosas salen mal (como pasó tantas veces) se dirá que siempre se las ha levantado.

 

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