Por Joaquín Fidalgo

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José Ariel Aguirre fue asesinado este jueves, cerca del mediodía, en las calles del populoso barrio San Lorenzo, en el extremo suroeste de la ciudad de Santa Fe.
 

Tenía 43 años, vivía a escasos metros de donde cayó muerto y también de la Subcomisaría 10a, encargada de velar por la seguridad de los vecinos. Según contaron los vecinos, trabajaba como empleado de una pollería cercana.
 

Fue atacado en la cuadra de calle Entre Ríos al 4200, cerca de la esquina que se forma con el pasaje Bosso, donde caminaba por la vereda para hacer algunos mandados.

Foto: Luis Cetraro.

Trascendió que los asesinos llegaron en moto y lo tomaron por sorpresa. No tuvo oportunidad de resistirse o escapar. Quien viajaba en la parte de atrás del vehículo le disparó al menos en siete oportunidades. Las vainas servidas de la pistola calibre 9 milímetros quedaron esparcidas en el asfalto.
 

Varios de los proyectiles impactaron en el cuerpo de la víctima, que sufrió lesiones internas irreversibles. Murió casi de manera inmediata. "Escuchamos una tremenda balacera y cuando salimos sólo pudimos ver que José estaba tirado y ensangrentado. Los asesinos ya se habían ido", repitieron - palabras más o menos- los habitantes de la zona. Todos conocían a la víctima. "Era un hombre laburador, un buen tipo", aseguraron.
 

Evidentemente muy angustiados, familiares de Aguirre se agolparon cerca del cuerpo, que fue examinado en el lugar por un médico policial antes de ser trasladado a la morgue, donde se le iba a practicar la autopsia.
 

Personal policía de la Subcomisaría 10 acordonó la escena del crimen para permitir que los peritos de la Agencia de Investigación Criminal pudieran trabajar con tranquilidad. Rastrillaron la zona, tomaron fotos y también confeccionaron planos. Mientras, detectives buscaron posibles testigos del hecho.
 

Todas las tareas fueron supervisadas por el fiscal Gonzalo Iglesias, de la Unidad Especial de Homicidios del Ministerio Público de la Acusación.