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Martes 14.07.2020 - Última actualización - 15.07.2020 - 12:16
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Agustina tenía 15 años cuando falleció de leucemia

La Casa de Agus: el legado de una hija a su madre

Dicen que todas las personas tienen una misión en la tierra. Y quizás el paso de Agustina por este mundo haya tenido que ver con contagiar en un grupo de personas las ganas de hacer algo por los demás y no quedarse llorando o de brazos cruzados. Así nació La Casa de Agus

EN ACCIÓN. Los viernes, un grupo de mujeres cocina una gran olla popular para la gente que lo necesita. Todas están convencidas de que un ángel llamado Agustina las guía desde arriba. Crédito: Guillermo Di SalvatoreEN ACCIÓN. Los viernes, un grupo de mujeres cocina una gran olla popular para la gente que lo necesita. Todas están convencidas de que un ángel llamado Agustina las guía desde arriba.
Crédito: Guillermo Di Salvatore

EN ACCIÓN. Los viernes, un grupo de mujeres cocina una gran olla popular para la gente que lo necesita. Todas están convencidas de que un ángel llamado Agustina las guía desde arriba. Crédito: Guillermo Di Salvatore

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Agustina tenía 15 años cuando falleció de leucemia La Casa de Agus: el legado de una hija a su madre Dicen que todas las personas tienen una misión en la tierra. Y quizás el paso de Agustina por este mundo haya tenido que ver con contagiar en un grupo de personas las ganas de hacer algo por los demás y no quedarse llorando o de brazos cruzados. Así nació La Casa de Agus Dicen que todas las personas tienen una misión en la tierra. Y quizás el paso de Agustina por este mundo haya tenido que ver con contagiar en un grupo de personas las ganas de hacer algo por los demás y no quedarse llorando o de brazos cruzados. Así nació La Casa de Agus

En Misiones 6870, en barrio Yapeyú, queda la asociación civil sin fines de lucro que brinda 100 raciones de alimentos los días lunes y viernes, a través de un merendero, y los viernes, a través de una olla popular. Un cartel con letras grandes y rojas advierte que allí está La Casa de Agus.

 

“Mi hija Agustina falleció de leucemia. En el medio de tanto dolor, de tanta angustia por su partida nació la idea de hacer algo para que su nombre se escuche para siempre en el barrio y no se olvide. Así surgió esta institución. Es como que ella lo pidió”, cuenta Gabriela Benega, la mamá de Agus y principal referente. Y agrega: “Nosotros sabemos lo que es tener hambre. Y por eso nos inclinamos a hacer algo que tuviese que ver con paliar esa necesidad. Con el objetivo de mantener vivo el recuerdo de Agus, nos inclinamos por hacer un merendero y una olla popular”.

 

 

Más demanda en la pandemia

 

Gracias a donaciones y al monto que se les otorga a través de la tarjeta Alimentar, La Casa de Agus puede darle una leche caliente y un plato de comida a 100 personas 3 días a la semana. Pero en el marco de la pandemia, la cantidad de asistentes creció y muchas veces tienen que decir “no hay más”, “ se terminó”.

 

“Por el Covid-19 mucha gente que no teníamos en la lista empezó a venir. Te dicen que es sólo por este momento que estamos viviendo, porque se quedaron sin changa; y que una vez que puedan retomarlas no van a venir más. Honestamente es muy duro lo que se está viviendo. Te das cuenta que realmente vienen porque tienen una necesidad y necesitan ayuda. Muchos se acercan con vergüenza. Acá tratamos de ayudar a todos pero a veces se nos terminan las raciones y lamentablemente tenemos que decir que no hay más”, señala Gabriela Benega.

 

Consultada sobre qué están necesitando como institución, pidió ayuda de alimentos no perecederos y ropa de abrigo.

 

Ella es Gabriela Benega, la madre que convirtió el dolor de la pérdida de una hija en el hacer algo por los demás.Foto: Guillermo Di Salvatore

 

 

Realidad que preocupa

 

En barrio Yapeyú, como en tantos otros, muchos jóvenes tienen problemas de adicciones. Se ve, aunque muchos lo nieguen, cómo se drogan en las esquinas. Instituciones como la que maneja Gabriela Benega son claves, porque contribuyen muchísimo a satisfacer la necesidad del hambre, pero también hacen falta otras que apunten a un trabajo de contención.

 

“Acá es muy necesario un espacio donde los chicos y los jóvenes puedan expresarse o desarrollar una actividad que les guste. Es prioritario sacarlos de las esquinas”, finaliza Gabriela con la esperanza de que alguien escuche el pedido y lo concrete con acciones.

 

“Nosotros sabemos lo que es tener hambre. Y por eso, cuando muere Agustina, nos inclinamos a hacer algo que tuviese que ver con paliar esa necesidad. Así surgió el merendero y la olla popular”, Gabriela Benega, mamá de Agustina y referente de La Casa de Agus.

 

 

Ficha institucional

 

 

EQUIPO

Las ONG en la pandemia: La casa de Agus
 

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