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Sábado 20.04.2019 - Última actualización - 7:45
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Doble crimen en barrio Cabal

Víctor Sánchez y un pedido de justicia que ya lleva tres años

Mataron a su padre y a su hermano mayor. Él recibió un tiro en el pecho, pero sobrevivió. Mientras estaba en el hospital, la banda destruyó su casa y la de su madre. Sin posibilidades de defensa, se tuvieron que mudar.

Víctor Sánchez permaneció 20 días internado en el Hospital Cullen por un tiro en el pecho. Al salir, se enteró de que también había perdido su casa y todas sus pertenencias. Crédito: Archivo El Litoral / Mauricio GarínVíctor Sánchez permaneció 20 días internado en el Hospital Cullen por un tiro en el pecho. Al salir, se enteró de que también había perdido su casa y todas sus pertenencias.
Crédito: Archivo El Litoral / Mauricio Garín

Víctor Sánchez permaneció 20 días internado en el Hospital Cullen por un tiro en el pecho. Al salir, se enteró de que también había perdido su casa y todas sus pertenencias. Crédito: Archivo El Litoral / Mauricio Garín

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Doble crimen en barrio Cabal Víctor Sánchez y un pedido de justicia que ya lleva tres años Mataron a su padre y a su hermano mayor. Él recibió un tiro en el pecho, pero sobrevivió. Mientras estaba en el hospital, la banda destruyó su casa y la de su madre. Sin posibilidades de defensa, se tuvieron que mudar. Mataron a su padre y a su hermano mayor. Él recibió un tiro en el pecho, pero sobrevivió. Mientras estaba en el hospital, la banda destruyó su casa y la de su madre. Sin posibilidades de defensa, se tuvieron que mudar.

El viernes 25 de marzo de 2016 ocurrió una verdadera masacre en Estanislao Zeballos al 5500 de la ciudad de Santa Fe. Durante la tarde fueron asesinados tres hombres y milagrosamente sobrevivió otro, Víctor Sánchez, quien con mucha fortuna hoy lo puede contar. Ese fatídico día, Víctor perdió a su padre y a su hermano mayor, y recibió un tiro en el pecho. Todo pasó frente a los ojos de su hijita, de 11 años. “Quedate papi, quedate papi”, alcanzó a escuchar mientras agonizaba, antes de perder el conocimiento. Cuando salió del hospital se enteró de que también había perdido su casa y todas sus pertenencias. Además, habían saqueado la casa de su madre y se la habían incendiado. Tres años después, todavía espera justicia.


“Con mis padres llegamos desde Margarita (localidad del norte provincial) a ese lugar, en el barrio Cabal, cuando yo tenía un año. Con mis hermanos nos criamos ahí. Siempre fuimos una familia de laburantes. En el año 2016 yo tenía 29, vivía en mi propia casa en la cuadra de Zeballos al 5500 y en la parte del frente contaba con un pequeño almacén. Con mi esposa atendíamos el negocio y yo además ya trabajaba en una empresa de construcción vial, donde actualmente me desempeño y soy maquinista. Mi padre, Daniel Danilo Sánchez (que tenía 54 años) se dedicaba a la venta ambulante de pan. También cortaba el pasto y hacía otras changas. Ellos vivían atrás de mi domicilio y mi mamá también tenía un kiosquito. Mi hermano mayor, Roque Daniel Sánchez (de 32 años) se ganaba la vida como verdulero. Él me enseñó a trabajar. Con él salí casa por casa a vender mercadería cuando era más chico”, cuenta Víctor Sánchez.


Todavía se le quiebra la voz cuando habla de su familia. “Perdón. Se me hace un nudo en la garganta”, reconoce.


“Todo pasó cuando mataron a un pibe que era parte de la banda del Mono. Yo nunca tuve problemas con ellos. De chicos jugábamos siempre juntos a la pelota. De grande, yo me iba a trabajar a las 4 de la madrugada y no volvía hasta la noche, así que nunca tuve roces con ellos, pero ese viernes pasó algo que todavía no termino de entender”, se lamenta.


Balazos


El primer capítulo de la trágica historia se desencadenó cerca de las 17 del viernes 25 de marzo de 2016. Un automóvil pasó por la cuadra y uno de sus ocupantes disparó con un arma de fuego contra Héctor Ismael Duarte, un joven de 28 años que se domiciliaba a la vuelta. Este sujeto murió minutos más tarde en el Hospital Mira y López.


“Todo comenzó cuando mataron a uno de ellos a dos casas de la mía -recordó Sánchez-. Se escucharon los tiros. Yo estaba en la pieza, mi nena en la compu y mi mujer calentaba agua para el mate. Entonces, salgo y le abro a una chica que estaba comprando. La hago pasar y voy a la vereda. Veo tirado en el piso a Duarte a unos metros y en ese momento otro de la banda me dice: ‘¿Qué salís a mirar? Ahora te vamos a sacar la casa. Te vamos a prender fuego y te vamos a quitar la casa... Ahora, cuando se vaya la policía. Vas a ver lo que te va a pasar’. Pensé que no iba a pasar nada, por lo que me quedé con el negocio abierto. Nunca me imaginé lo que iban a hacer”.


En ese momento, llegaron al lugar el hermano mayor de Víctor y su padre. Nos quedamos en la vereda. “Entonces veo que Germán Castañeda, ‘Germancito’, se mete en la casa de un vecino y después sale con un envase vacío de cerveza. Me pide que le venda un porrón. Le digo que sí y entro para buscar en el freezer. Le muestro una botella y me dice que quería de otra marca. Agarro la que me pedía y cuando me doy vuelta siento el fogonazo en el pecho. Los segundos siguientes fueron caóticos. Se escuchaban tiros. Yo oía a mi papá que decía: ‘Tiene una nena, tiene una nena’. Mi hermano gritaba: ‘Me duele, me duele’. Yo tenía los ojos abiertos y ví llorar a mi hija. Estaba atrás mío. Me decía: ‘Papi, quedate; papi, no te vayas’. Después, no me acuerdo más de nada”, relató el sobreviviente.


Indefensos


Su padre murió en el lugar. Su hermano mayor falleció poco después, cuando era operado en el Hospital Cullen. “Esa banda tenía esa costumbre -agregó-. Hacían esas cosas para quedarse con las casas de los vecinos. La gente se iba sin denunciar, porque había mucho miedo. Se fueron muchos del barrio así. Algunos chicos también murieron, porque se resistían. A la vuelta te la cobraban si no les hacían caso. Ellos se quedaron con mi casa. Me la demolieron, la rompieron toda. Cuando fui con la policía, me quedaba una sola pared. A la de mi mamá le prendieron fuego. Duele mucho. Se fue mi hermano mayor, se fue mi viejo, mi mamá quedó sola y sin casa. Ella tenía un kiosquito. Le robaron todo: los muebles, la ropa de mi hermano, la de mi papá”.

 

Víctor estuvo internado por 20 días. Mientras estuvo acostado en una camilla del Hospital Cullen, su esposa le contó diariamente cómo le tiroteaban la casa sistemáticamente. “Cuando me dieron el alta, le dije a mi señora que quería ir a casa. Ella no sabía cómo explicarme. Entonces, me contó que ya no teníamos vivienda, que nos habían robado todo y que la habían destrozado. Nadie nos ayudó, nos dejaron totalmente indefensos ante los delincuentes”, se quejó.


“Hoy vive en mi terreno una chica del barrio. Una vecina que fue y se metió. Tuvo que arreglar. Le tuvo que pagar a la banda para poder estar tranquila”.

 

¿Por qué?


Víctor Sánchez y lo que queda de su familia esperan que se haga justicia. Por los crímenes fue imputado Germán Castañeda, quien actualmente se encuentra en prisión, a la espera del juicio oral. “Mi mamá sólo quiere preguntarle por qué lo hizo. Es algo a lo que no le encontramos explicación”, puntualizó el hombre.


“Tenemos muchos testimonios, pruebas, elementos. No sé qué otra cosa necesita la Justicia para avanzar”, se quejó.

 

Trauma


La hija de Víctor tenía 11 años cuando presenció la balacera. Su testimonio fue tomado en Cámara Gessel, por disposición de la Justicia. Ella todavía está con tratamiento psicólogo. “Ella pudo ver todo. Cuando me dispararon a mí. Cuando le pegaron el tiro en la cabeza a mi papá. Cuando yo estaba internado me enteré de que mi esposa estaba embarazada. Fue todo muy traumático”, manifestó Víctor. 

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