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Sábado 01.12.2018 - Última actualización - 04.09.2020 - 14:35
11:56

A más de nueve meses del brutal asesinato

El crimen de la "seño Vane" y una posible justicia a medias

Juan Ramón Cano está preso desde el día del hecho y prácticamente no hay dudas sobre su culpabilidad. Pero todavía no se pudo precisar el motivo del ataque o la posible existencia de un instigador.

Familiares, amigos, colegas y alumnos no se cansan de marchar para pedir que se haga justicia. Crédito: Archivo - Mauricio Garín.Familiares, amigos, colegas y alumnos no se cansan de marchar para pedir que se haga justicia.
Crédito: Archivo - Mauricio Garín.

Familiares, amigos, colegas y alumnos no se cansan de marchar para pedir que se haga justicia. Crédito: Archivo - Mauricio Garín.

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A más de nueve meses del brutal asesinato El crimen de la "seño Vane" y una posible justicia a medias Juan Ramón Cano está preso desde el día del hecho y prácticamente no hay dudas sobre su culpabilidad. Pero todavía no se pudo precisar el motivo del ataque o la posible existencia de un instigador. Juan Ramón Cano está preso desde el día del hecho y prácticamente no hay dudas sobre su culpabilidad. Pero todavía no se pudo precisar el motivo del ataque o la posible existencia de un instigador.

Joaquín Fidalgo[email protected]
 

Vanesa Castillo tenía 33 años y era docente de profesión. También de vocación. Fue asesinada a principios de este año, frente a su querida Escuela Victoriano Montes del distrito costero de Alto Verde. Allí, entre montañas de tierra, murió desangrada por el bestial ataque de un vecino de la zona, un hombre que vivía a escasos metros del establecimiento.

 


Era el primer día que la “Seño Vane” acudía a la escuela, tras las vacaciones, el 15 de febrero de 2018. Estaba preocupada, porque le habían llegado amenazas. Nunca había tenido ningún tipo de problema en el barrio -así lo aseguran todas sus compañeras de trabajo-, hasta fines del año pasado (a mediados de noviembre), cuando denunció el abuso sexual intrafamiliar sufrido por una de sus alumnas de apenas 11 años que terminó embarazada.

 


Ella pudo mirar para otro lado, pero eligió no hacerlo. Ella era de “abrazar” a sus alumnos -según recuerdan los padres de sus estudiantes-. Jamás los dejaba solos. Los acompañaba. Este caso no fue la excepción. Apenas la pequeña se animó a contarle lo que le había hecho uno de sus hermanastros, mayor de edad, la maestra no dudó. Activó el protocolo establecido por las autoridades, aunque quedó muy sola a la hora de hacer la denuncia. Fue ella quien personalmente se presentó ante el Ministerio Público de la Acusación.

 


El abusador terminó preso por la intervención de Vanesa (hoy ya ha sido condenado a 13 años de prisión por ese caso). A partir de allí, el clima se enrareció en torno de ella. Había rumores sobre posibles represalias contra su persona. Estaba asustada, pero igualmente no dudó a la hora de ir a trabajar, en el inicio del nuevo ciclo lectivo. “Ella podría haber elegido cualquier otro lugar, pero se había encariñado con nosotros. No nos abandonó”, reconoció una mamá.

 


El despiadado asesino, Juan Ramón Cano, de 30 años, la esperó agazapado. Varios testigos lo vieron merodeando durante esa mañana. Cerca del mediodía, Vanesa subió a su moto y salió de la escuela rumbo a su casa, en la localidad de Santa Rosa de Calchines, donde la esperaba su hijita.

 


Apenas pudo recorrer unos metros. Cano se abalanzó sobre ella desde atrás, se sentó en el asiento, la tomó del cuello y comenzó a apuñalarla por la espalda con una larga y afilada “chuza” (arma blanca de fabricación casera). Luego de los primeros puntazos, la maestra se desvaneció y cayó al suelo, agonizante, indefensa. El criminal se arrojó encima del cuerpo y siguió hundiendo la precaria hoja de acero. Destrozó órganos vitales. La autopsia iba a revelar que el asesino la hirió 13 veces antes de escapar a la carrera, cuando unos obreros que trabajaban en las cercanías comenzaron a gritarle y amagaron con acercarse.

 


Cano corrió hasta su casa y se encerró en la pieza. No se llevó la moto de la víctima. También quedaron junto al cuerpo agonizante de la maestra su mochila, su teléfono celular y su billetera, con varios billetes adentro. La seño murió minutos después, cuando la trasladaban de urgencia al hospital.

 


Cano fue detenido poco más tarde por la policía, que tuvo que diagramar un operativo especial para proteger al acusado, porque una multitud de habitantes de la zona se mostró dispuesta a hacer justicia por mano propia.

 

 


Peritajes

 

Con Cano en prisión y a la espera del juicio oral, quedan pocas dudas acerca del autor material del crimen de la Seño Vane, pero todo parece indicar que la Justicia está muy lejos de poder establecer los motivos, así como la posible existencia de un instigador.

 


La familia de la víctima está convencida de que Vanesa murió por haber denunciado el abuso sexual contra su pequeña alumna. Además, critica al Ministerio Público de la Acusación por la ausencia de medidas de prueba que traten de determinar si existe ese vínculo. El violador fue condenado recientemente. Él vivía en la misma manzana que Cano, aunque en principio no tenían relación entre ellos.

 


La querella, representada por la abogada Carolina Walker Torres, espera obtener información relevante del teléfono de la víctima. “El celular todavía no pudo ser peritado. Hubo dos intentos: uno con la Policía de Investigaciones en Rosario y otro con Gendarmería. Aparentemente, no hay tecnología en el país para poder recuperar esos datos. Ahora vamos a tratar nuevamente, con un perito propuesto por nosotros que utilizaría un método alternativo. El trabajo se va a hacer conjuntamente con la Gendarmería. Estamos esperando que la Justicia ponga fecha”, explicó.

 


También llama la atención la desaparición de importante documentación que pertenecía a Vanesa. Se trata de los libros de actas en los que ella registraba detalles sobre sus jornadas laborales. Estos papeles no estaban en su mochila cuando la mataron, pero tampoco aparecieron en su casa ni en su casillero de la escuela.

 

 


Perdón

 

Hasta ahora, Juan Ramón Cano prácticamente no habló en las audiencias realizadas. Sólo se limitó -en una de ellas- a pedir discupas a un policía que lo apresó. Es que durante el arresto, el imputado se resistió y terminó lastimando a uno de los uniformados antes de ser reducido.

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