En principio, el Papa iba a incluir a Jordania e Israel entre sus destinos para este año, porque estaba previsto un encuentro en Jerusalén con el patriarca ortodoxo ruso Cirilo, un aliado de Vladímir Putin. Dicho cónclave finalmente fue descartado, debido a las posturas opuestas de los dos líderes religiosos en torno a la guerra en Ucrania.