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Domingo 08.05.2022 - Última actualización - 09.05.2022 - 19:42
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Entrevista

Lucía Litichever: "Una mirada más amplia y democrática que hablar sólo de bullying"

La especialista trazó una diferenciación entre ambos conceptos. Tiene varias investigaciones realizadas con estudiantes de nivel secundario. Qué dicen los adolescentes sobre las causas de conflicto en la escuela y qué opinan sobre las normas que regulan la vida escolar.

La especialista sostiene que el clima escolar es bueno en las escuelas y que quizá algunos casos de violencia La especialista sostiene que el clima escolar es bueno en las escuelas y que quizá algunos casos de violencia "resuenan mucho en los medios y pareciera como que hubiera más".
Crédito: Mauricio Garín - Archivo

La especialista sostiene que el clima escolar es bueno en las escuelas y que quizá algunos casos de violencia "resuenan mucho en los medios y pareciera como que hubiera más". Crédito: Mauricio Garín - Archivo

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Entrevista Lucía Litichever: "Una mirada más amplia y democrática que hablar sólo de bullying" La especialista trazó una diferenciación entre ambos conceptos. Tiene varias investigaciones realizadas con estudiantes de nivel secundario. Qué dicen los adolescentes sobre las causas de conflicto en la escuela y qué opinan sobre las normas que regulan la vida escolar. La especialista trazó una diferenciación entre ambos conceptos. Tiene varias investigaciones realizadas con estudiantes de nivel secundario. Qué dicen los adolescentes sobre las causas de conflicto en la escuela y qué opinan sobre las normas que regulan la vida escolar.

"El bullying pone en escena un agresor y un agredido, y es una situación que puede pedir la expulsión de un alumno. En cambio, la convivencia escolar está pensando en la democracia, en la participación, en generar un espacio inclusivo en las escuelas, que pueda dar lugar a las diferencias". Por esta, entre otras razones, es que Lucía Litichever -investigadora del Área de Educación de Flacso y de Unipe- propone hablar más bien de "convivencia" que de "bullying".

 

"Una escuela que hace un buen trabajo de convivencia tiene más aceitados los mecanismos para ir resolviendo situaciones de bullying y que no se lleguen a instancias tan crudas", adujo Litichever en diálogo con El Litoral. Sus campos de especialización son: educación secundaria, convivencia, participación juvenil y desigualdad. Tiene estudios realizados en esos temas.

 

Lucía Litichever  Foto: Gentileza

 

A aproximadamente dos décadas de que el país haya modificado un sistema educativo que ponía su eje en la disciplina, por otro paradigma que empezó a construir marcos de convivencia, la pedagoga sostiene que si bien las escuelas fueron avanzando, aún queda camino por recorrer en la materia, principalmente, cuando se escucha qué tienen para decir los estudiantes secundarios.

 

 

Perfil

Lucía Litichever es magíster en Ciencias Sociales con orientación en Educación (Flacso), licenciada en Ciencias de la Educación (UBA) y profesora de Enseñanza Primaria. Desde el año 2002 es investigadora del Área de Educación de Flacso y, actualmente, es investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional (Unipe), co coordinadora del postítulo de especialización docente "Debates educativos contemporáneos" (CePA), entre otros puestos. Publicó diversos artículos vinculados con sus temáticas de interés y participó en la producción de materiales pedagógicos.

 

- ¿Por qué considerás que hay que hablar de "convivencia" en lugar de "bullying"? ¿Es una mirada superadora? 

- No sé si superadora pero sí son perspectivas distintas y hay una distancia tanto desde el abordaje como desde el campo semántico incluso. El bullying pone en escena un agresor y un agredido; es un vínculo interpersonal. Y además es un término que se fue extendiendo y entonces cualquier situación en la que uno molesta a otro ya es leída como bullying. Esa particularidad de situar a dos sujetos, víctima y victimario, ubica el tipo de intervención que uno puede generar en relación con esa situación y recorta el problema a ese evento. La convivencia, en cambio, es una mirada más amplia y democrática, con perspectivas y abordajes diferentes. La convivencia está pensando en la democracia, en la participación, en generar un espacio inclusivo en las escuelas, que pueda dar lugar a las diferencias. Y pensando también en cómo abordar esa diferencia, que forma parte del vínculo con otro. 

 

 

- ¿Se podría decir también que cuando ocurre un caso de bullying, la escuela cuenta con algunas estrategias de mediación, que resuelven ese problema específico en lo inmediato, y que quizá la convivencia piensa en respuestas al conflicto a más largo plazo?

 

- Una escuela que hace un buen trabajo de convivencia tiene más aceitados los mecanismos para ir resolviendo situaciones de bullying y que no se lleguen a instancias tan crudas. Pero también el modo de intervención ya no sería: "esta es la víctima y este el victimario", sino más bien ver qué está pasando ahí e intervenir desde otro lugar. Claramente es un abordaje de más largo plazo, no es poner una sanción y se terminó. Tampoco el bullying se va a resolver con una estrategia única. Ante el bullying lo que va a pedir el padre es la expulsión del otro chico, y eso es -justamente-, lo que trata de evitar la convivencia, que intenta acoger la diferencia y poder convivir con el otro en la escuela, aunque sea diferente.

 

La apariencia, un tema de disputa

- ¿Qué es lo que genera conflicto en las escuelas, según los propios estudiantes?

- Podríamos dividir los conflictos en la escuela en dos grandes grupos. Uno que tiene que ver más con lo institucional, y el otro, con los vínculos entre pares. En los conflictos que tienen que ver más con lo institucional, aparece el tema de la "apariencia", en el sentido de la vestimenta, el gorrito, el piercing, la camiseta de fútbol. Todas esas normas generan disputas y las escuelas están muy pendientes e insisten en ellas. Y a la vez es el tema que toman los jóvenes para enfrentarse a la escuela. Recordemos, por ejemplo, las movidas estudiantes que llamaron "pollerazos" o "corpiñazos" que hubo en las escuelas porteñas. Esas situaciones donde los estudiantes buscan generar el cambio en el reglamento de convivencia, para dar lugar a otras normas, o bien quitar esas normas que sienten que no les son propias, que no les permiten tener su identidad dentro de la escuela, que los acallan desde ese lugar y que son un espacio de disputa en los colegios.

Después, siguiendo en esta línea de los conflictos más institucionales, hay una demanda fuerte de los y las jóvenes en relación al tratamiento de la ESI (Educación Sexual Integral), de que se instale, que se debata, que la propuesta sea interesante, no más de lo mismo. Esta es otra cuestión que genera movimiento en los estudiantes. 

También hay como ciertas quejas, de situaciones de discrecionalidad en la aplicación de las normas o de las notas. Dicen que las normas no son las mismas para adultos y estudiantes. Por ejemplo, sale en las entrevistas: "No me dejan usar el celular pero ellos (los profesores), los usan", "No me dejan venir en calza y ellos vienen vestidos así". También aparece la discrecionalidad en la aplicación de la norma ante los adultos pero también ante ciertos estudiantes, con los cuales se hace más la vista gorda, mientras que para otros, el reglamento es más duro. Incluso, algunos beneficiados te lo dicen: "Nos iban a poner sanción colectiva pero como voy a la bandera, los abanderados no pueden tener amonestaciones y como solución decidieron no ponérmela".

 

 

"El clima en la escuela es bueno"

 

- ¿Cuáles son las causas que generan problemas entre los estudiantes?

- Con relación a los conflictos entre pares, la verdad es que no son tan altos. En general, el clima en la escuela es bueno y en las investigaciones del Ministerio de Educación o de Unicef, esto sale con fuerza. Lo que sucede es que los casos que hay, quizá resuenan mucho en los medios y pareciera que se amplificaran los casos, que hubiera más de los que hay. Ese es un punto.

Con relación a los problemas que ellos identifican como de mayor conflicto, estos tienen que ver con cuestiones interpersonales y del encuentro entre ellos: "Me miró mal", "Está buscando a mi novia", "Se metió con mi familia". Cuando uno analiza las normas escolares, estas apelan más a regular la diferencia, por ejemplo, porque son de distintos barrios o porque tienen ideas políticas diferentes o porque son de equipos de fútbol distintos. Entonces, "mejor que no traigan la camiseta de su equipo para que no se genere conflicto". Ahí se registra una distancia entre por dónde van las normas escolares, y cuáles son los conflictos que los estudiantes identifican y sienten como más cercanos. Eso hay que seguir mirando en las escuelas, en el sentido de que si seguimos teniendo normas para regular conflictos que no están tan presentes, no estarían sirviendo demasiado.

También hay situaciones de acoso que generan conflicto, y ahí a las escuelas les costó tomarlas como situaciones de intervención. Creo que las estudiantes avanzaron solas porque tampoco había un dispositivo institucional para abordar este tema. Las jóvenes quisieron poner su voz en el espacio público y había una resonancia, algo más contextual como para discutir y avanzar sobre esto. Lo que estoy viendo en el último tiempo es que hay una mirada institucional para acompañar esas situaciones que antes no se veían.

 

- ¿Los Consejos de Convivencia son quizá estrategias que si no se sostienen en el tiempo, caen y pierden efectividad?

- El sistema de convivencia propone dos grandes dispositivos: uno es el de los acuerdos (reglamento), y el otro es el del Consejo de Convivencia, que es un espacio asambleario para poder discutir las normas, los conflictos. En las escuelas se logró instalar mucho más el reglamento de convivencia, que la mayoría de ellas cuenta con uno. Pero cuesta más instalar los Consejos, principalmente, porque resulta difícil ubicar este espacio, que es distinto, en medio de la cotidianeidad escolar. El Consejo lo tienen que integrar varios actores porque es un espacio colegiado que tiene que tener representantes de docentes, estudiantes, maestranzas, incluso las familias. Entonces no sé si es que cae, sino que quizá no se instaló todavía.

 

Foto:

 

- El Consejo de Convivencia es interesante como espacio donde los adolescentes puedan tener su voz, al margen de que la tienen desde los centros de estudiantes.

 

- Es súper interesante y, en las escuelas donde funcionan bien los Consejos de Convivencia, es muy rico lo que allí sucede. Porque a veces tampoco se aplican bien y quedan como un tribunal de sanción, de justicia, que no es la idea. En las escuelas donde funcionan bien, se logran desarmar conflictos, porque a veces los estudiantes ven una situación conflictiva o hacen algunas preguntas sobre ella, que por ahí a los adultos ni se les habría ocurrido. Al margen de lo que los chicos aprenden al poder participar, opinar, escuchar otras voces y llegar a un acuerdo. Ahí hay un aprendizaje en participación de la ciudadanía que sería súper interesante que se desarrolle, pero no está muy extendido.

 

- Eso es clave: que los estudiantes por ahí están viviendo o viendo situaciones de conflicto que escapan a la mirada del adulto, del profesor, de las autoridades escolares y que quizá se podrían prevenir.

- Sí, y se puede tomar la situación de bullying y revisar en el Consejo de Convivencia también donde podría ser interesante incluir otras voces, porque seguramente hubo otro que estuvo en la agresión, sea avalando o cuestionando. Entonces está bueno poder mirarla más integralmente y que no quede en un conflicto entre dos. Si un estudiante dice: "No quiero trabajar con este compañero", y el docente lo manda igual, al menos preguntar por qué, qué hay detrás de esas situaciones. Porque sabemos cómo son las cargas horarias del docente, que va de una escuela a otra.

En entrevistas que hicimos en el 2020, algunos estudiantes mencionaron algunas situaciones de consumo problemático que aparecían en las escuelas. Ante eso, criticaban bastante las intervenciones institucionales, que eran casi siempre de sanción. Con eso no se resuelve el problema, porque no se está mirando la causa, la razón, qué es lo que está pasando con ese chico que consume, por qué se llega a esa situación. Eso no se está mirando: más que cuestionar la acción, cuestionaría la razón. Poder trabajar sobre eso y no sobre sancionar porque consume. Aparecen estas otras miradas en relación con el conflicto que sería interesante poder analizar.

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