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Línea directa: "Prórroga para el carnet de conducir", "Barrio El Pozo: un basural" y otros mensajes

CASADORES DE IMÁGENES - CASADORES DE IMÁGENES - "Contrastes"
Crédito: Mauricio Garín

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Prórroga para el carnet de conducir

 

MARÍA ZAPATA

 

"Como siempre, agradezco a El Litoral, para cedernos este espacio. Por este medio, quiero hacer un pedido solidario al intendente: por favor, que continúe la prórroga por carnet común al menos, vencidos, ya que hay demoras en turnos y son muy limitados. Si no pudimos entrar en la página porque está saturada, se agotan enseguida y esperar al otro mes, son como dos meses de demora. "Por favor: la prórroga, hasta que se normalice".

 


 

Barrio El Pozo: un basural

 

MULTITUD DE VECINOS

 

"Estamos cansados y tristes, agobiados, desesperanzados, pidiéndole a la Municipalidad que se haga presente en nuestro barrio, el que parece que no existiera en el mapa. Las calles están súper sucias, los barrenderos ¡¿NO EXISTEN MÁS?! Es tremendo, si no barremos la calle algunos de los vecinos, vivimos en plena mugre. Calle Alejandro Greca, Busaniche, etc., etc. están abandonadas. Nunca más vimos pasar a un barrendero. Hay barro al costado de los cordones, las parvas de hojas otoñales en el asfalto; los contenedores, desbordantes de basura (hay montañas de basura en la vereda al lado del contenedor de Alejandro Greca y Busaniche; y Busaniche y Vera Peñaloza). Ahí, en Vera Peñaloza y Busaniche, hay una rotondita, con yuyos altísimos, adonde se podría hacer un hermoso jardín. Los caballos de los asentamientos andan por las calles y contenedores buscando qué comer... La cancha -aún llamada Pío XII- está cubierta de yuyos, donde se podría reflotar un lindo lugar para que los chicos continúen jugando a la pelota, como lo hacían años atrás... ¡¡¿Qué pasa que no recibimos respuesta?!! Las calles rotas, hundidas; los desagües tapados (cuando llueve se inundan las calles, algo que antes no ocurría). La señora Silvina Frana nos prometió muchas veces las mejoras, tan indispensables, en nuestro barrio y desde que salió electa nos ignora completamente. ¿Por qué nos abandonaron?, si nosotros los elegimos?...".

 


 

LLEGAN CARTAS

 

1) Atilio Rosso, un luchador

 

En ocasión de su fallecimiento escribí estas palabras. Hoy lo reenvío porque su presencia siempre estará en quienes lo conocimos y apreciamos. Lo que sembró permanece pese a los avatares que vivimos en la actualidad:

 

Con las primeras horas del día, llegó la noticia: murió el sacerdote Atilio Rosso. Los recuerdos comenzaron a mezclarse y reverdecer, en una sucesión imparable. Volvieron los años 60, las épocas de Facultad y las reuniones en el Colegio Mayor de calle San Jerónimo, con los amigos (algunos amigovios), estudiantes de entonces como nosotras.

 

Atilio siempre presente en los comentarios, era un verdadero referente para los "de afuera" que llegaban a Santa Fe, para integrar la legión de universitarios.

 

Desde entonces, de una u otra manera, el padre Rosso estaba relacionado con lo que emprendíamos, buscábamos, soñábamos. Quien tuvo inquietudes y no esquivó el trabajo en los barrios, no pudo desconocerlo. Visionario, su acción dejó huellas ejemplificadoras.

 

Pionero en radio comunitaria (Monte Vera), puso en marcha un servicio que en esos tiempos era un adelanto que requería mucho esfuerzo.

 

Atilio volvió a la Casa del Padre. No llegó con las manos vacías, su ofrenda fue generosa.

 

Había partido Atilio Rosso, un luchador.

 

Santa Fe, 23 de Abril de 2010

 


 

2) La bicicleta Luis Arturo IX

 

LUIS ARTURO DE SANTA FE

 

Mantener el equilibrio es el secreto y revelación. La bicicleta es clara demostración. Lograr vencer una ley natural da la expectativa de poseer un optimismo capaz de convencer, en anhelar todo. Intentando imitar dioses, metimos la pata. Estábamos advertidos, pero, ser imperfectos hizo que destapásemos la caja de Pandora.

 

A fines del siglo XX hurgamos donde no debíamos y logramos hacer un bosquejo a la verdad, sin tener la facultad para manejarla. Solo UNO tiene esa capacidad y no es compatible con la pretensión de insignificantes mortales. ¿Tener un mayor conocimiento de Dios aumenta la dependencia de su gracia? Nacemos siendo egoístas y a partir de cómo nos vamos desarrollando disimulamos con distintas apariencias la existencia del ego que nos caracteriza.

 

Aspiramos a la humildad, y en algunos aspectos logramos aproximarnos; pero siempre prevalece esa óptica que estamos creídos de que es; lo que es. Aceptar el prójimo es, seguramente, la empresa más ardua de todas las que enfrentemos para subsistir, aunque, lo deseamos cientos de veces, no logramos sortear el escollo. Ahí está mi semejante, mi hermano, mi hijo, mi amigo… Esperando una comprensión que mientras prevalezca una opinión no será del todo sincera.

 

Reducirme a cero, argumentaba el maestro y conseguía demostrar la solución, pero, en la práctica: ¿Cómo lograr la pretensión? Mientras permanezcamos fieles al yo no se nos manifestará lo divino. Solo despojándonos de lo que juzgamos lograremos traspasar el umbral en el cual estamos detenidos. Prevalecen por, sobre todo, mis criterios. ¿Es la realidad que me lleva al desencanto? ¿O solo descubro que un mirar mezquino me pone en evidencia? Cuando no arribo a respuestas sobre mis cuestionamientos me atrevo a afirmar que me miento a mí mismo. No llego a mirar en dirección que indica la conciencia. Allí donde soy víctima y juez. ¿Si de verdad estuviese salvado? ¿Cuál sería el incentivo para vivir con dignidad?

 

La perplejidad de existir resiste frágilmente mi cordura. Si la belleza no capturara mis sentidos el ser que alimento estaría vacío. Esa hambre insaciable logra calmar otros instintos, tal vez, fomentar la fe en lo inconsciente, sea esa voz que se insinúa dando la certeza de la salvación. Todo se hereda, como la realidad misma. Transcurrir un camino en la esperanza, es desplazarnos sobre esa delgada línea que nos sostiene, se tensa, pero no llega a cortarse. Vivimos gracias a que otros vivieron, no somos ni principio ni fin, sobre esa base se cimientan los paradigmas de todos los descubrimientos. Llegamos a mejorar un poco, para eso fuimos creados y sobre esa fórmula infinita volvemos para dar el testimonio que todo es eterno.

 

Quienes nos antecedieron enfrentaron los mismos dilemas y avanzaron sobre la superación de su soberbia. Los ejemplos son los menos, pero gracias a ellos se promueve la evolución. Como especie, manejamos el lenguaje, y sobre éste plasmamos toda la metamorfosis. El poder comunicarnos abre la puerta. El entendimiento es la gran herramienta que poseemos para atravesarla y sorprendernos con las coincidencias de los demás. Asuntos similares nos ocupan y por una gracia ajena heredamos una obra terminada.

 

Proponernos ser felices es una obligación, es la esencia con la cual fuimos concebidos. La creación misma es un acto de felicidad. Advertir que todo contempla este concepto es haber entendido para que nos pusieron en este lugar, aquí y ahora. Lo demás es espuma, dura unos instantes y desaparece.

 

Todos los ríos van al mar, aunque éste, nunca se llenará… 

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El texto original de este artículo fue publicado en nuestra edición impresa.
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