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Martes 15.02.2022 - Última actualización - 19:11
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Centralismo matancero y FMI

Larreta, decime qué se siente

Los millones son para el conurbano bonaerense. Los costos son “del resto del país”. Y esa es sólo una muestra.

 Crédito: Pablo Aguirre
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Centralismo matancero y FMI Larreta, decime qué se siente Los millones son para el conurbano bonaerense. Los costos son “del resto del país”. Y esa es sólo una muestra. Los millones son para el conurbano bonaerense. Los costos son “del resto del país”. Y esa es sólo una muestra.

La tradición política -desde la batalla de Pavón hasta hoy- reservó aduanas y otros privilegios para el poder central en Buenos Aires. El gesto de Justo José de Urquiza ahorró sangre en favor de la organización nacional, pero con el tiempo -convertida la ciudad en capital federal- quedó en claro que más allá de la General Paz quedaba “el resto del país”. Y la palabra (resto) es un significante más poderoso de lo que el naturalizado coloquio sugiere.

 

¿De qué discuten Horacio Rodríguez Larreta y Alberto Fernández cuando se pelean por los subsidios a los colectivos? Al presidente se le delegó por ley decidir quién y cuánta ayuda recibe para el transporte; el año pasado fueron $ 96,2 mil millones al Área Metropolitana del Gran Buenos Aires (capital federal conurbano), que por riqueza y pobreza se convirtió en eje de la contemporánea centralidad.

 

Al “resto” le tocaron por obra y gracia de la lapicera presidencial -bajo caligrafía de Cristina- $ 31,6 mil millones. Descuento por Red Sube, Atributo Social (tarifa especial a jubilados, empleadas de casas particulares y beneficiarios de planes) y subsidios al gasoil entran en la cuenta. Para tener una idea, Santa Fe (provincia) recibió $ 4.175 millones (3,3% del total país) para colectivos urbanos y de media distancia.
En la discusión no está el derecho ciudadano a tener un transporte público accesible, sea cual fuere el distrito donde vive. En un Estado quebrado y con una macroeconomía que dinamitó los salarios, ante el “sendero fiscal” que Martín Guzmán acordó con el FMI, el kirchnerismo busca refugio y ajusta selectivamente donde menos lo votan. El jefe de Gobierno Porteño es ahora “culpable” y tendrá que emparentar los boletos de su distrito con los del “resto” del país. Bienvenido a la Argentina.

 

Durante todo 2021, la Casa Rosada remitió a la Provincia de Buenos Aires por transferencias discrecionales (fuera de la coparticipación federal) $ 191.327 millones, 39,4% del total nacional. Omar Perotti puede esperar la promesa de Juan Manzur para empezar a saldar lo que la Nación le debe a la provincia por los recortes ilegales que la administración de Néstor y Cristina hicieron sobre la coparticipación de Santa Fe; para eso no hay plata… ¿y dónde descontaría los bonos en cuotas que podría recibir Walter Agosto?

 

La costumbre sigue. El presidente le remitió a la administración bonaerense, sólo en enero de este año, $ 9.685 millones "a sola firma". Es el 41% de la cuenta que maneja el Jefe de Estado; Santa Fe recibió 6,8% del total de $ 23.559 millones. 
 



La discrecionalidad se hace más gravosa si se tiene en cuenta lo que sucede con Aysa. La empresa de agua y cloacas que preside Malena Galmarini, la esposa de Sergio Massa, recibió en 2021 $ 124.399 millones (valores corrientes) en transferencias de capital, casi 13 veces lo que recibió la provincia de Santa Fe por el mismo concepto en 2021.

 


 

¿Por qué no se habla de recortes de subsidios en el Gran Buenos Aires? En la arquitectura política está la respuesta; la nueva centralidad está en La Matanza.

 

La tercera sección electoral de Buenos Aires tiene su epicentro en ese partido; incluye a distritos como Almirante Brown, Avellaneda, Berazategui, Ezeiza, Florencio Varela,  Lanús,  Lomas de Zamora y Quilmes entre otros. Con 14,7% del total nacional, reúne a 4,8 millones de electores (Santa Fe tiene 2,8, Córdoba 2,9 millones de empadronados). 

 

Cristina Fernández de Kirchner será candidata a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires (37% de los electores del país) en 2023; Máximo Kirchner acaba de asumir como presidente del PJ de esa provincia.

 

La vicepresidenta vive en Santa Cruz o en la “Recoleta”, barrio distinguido de la opulenta ciudad de los jardines colgantes. Muchos barones del conurbano rompieron la ley que les impedía la reelección. Algunos habitan en Puerto Madero.

 

Cuando el Consejo de Consolidación de la Democracia le recomendó a Raúl Alfonsín modernizar la constitución eliminando el Colegio Electoral, lo hizo alegando contra un instituto de corte elitista que intermediaba entre el “falible” voto popular y el candidato electo. Puso también la piedra basal del dispositivo arquitectónico que hoy usa la vicepresidenta y que debilita el federalismo.

 

El kirchnerismo se refugia donde hay volúmen crítico de votos y adscripción popular. Los recortes de la Argentina quebrada se sentirán más en los sectores medios y altos con capacidad contributiva. El alegato de la solidaridad social y del reparto federal tiene sus fundamentos; la capacidad contributiva de quienes lo financian posee límites, de la misma manera que  la deuda tiene un punto de inflexión de lo no sostenible. Superada esa línea, el país entra (entró) en la dinámica del pobrismo, que iguala para abajo.

 

¿Cómo logra el kirchnerismo llevar más recursos a distritos de su preferencia? La Cámpora es minoría intensa; sus habilidades logran desalambrar distritos e impulsar legisladores en las listas del PJ aunque no tengan caudal propio, que terminan votando sus dictados más allá de la representación territorial. También imponen sus administradores donde están las cajas y los territorios (Anses, Pami).

 


 

Hay una puja más relevante que tensionará al loteado gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner: los subsidios energéticos. Una vez más con caligrafía de Crsitina, el kirchnerismo diseña una segmentación clasista (que a Guzmán y al FMI no le alcanzan), aunque tiene serias dificultades jurídicas para disponer un criterio que  separe “pudientes” de “beneficiarios”. 

 

Con el gas, la ayuda era más homogénea, pero se incrementó con el incremento de subsidios a “zonas frías” según el mapa que dibujó Máximo Kirchner. La electricidad repite los privilegios del Amba sobre “el resto” del país. 

 

En silencio, Cristina Fernández saca cuentas. ¿Cuáles? Se pueden inferir las elementales: tendrá fueros como senadora, tratará de mantener el poder en Buenos Aires desde la tercera sección electoral, intentará imponer candidatos legislativos en todos los distritos, será socia de un acuerdo sostenible o crítica del fracaso de Guzmán.

 

El campo aportará desde abril un nuevo colchón de dólares; esa ventana se cierra en noviembre. ¿Tiene Cristina un informe que le indica que hasta allí llegaría la sostenibilidad del entendimiento con el FMI? La Argentina va.   

 

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