Por Gonzalo Zentner

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Desde fines de 2021, el Río Paraná atraviesa un proceso de bajante nunca visto en los últimos 77 años. Con el nivel en 23 centímetros por debajo del cero, se superó el récord de 1949 (- 0,20 mts) en la ciudad de Santa Fe. La situación, que también la sufre el Río Salado, provocó que se sequen lagunas de la región como la Juan de Garay (Santo Tomé), la de Paiva y la Añapiré (Campo Andino). 

En el siglo XX, el río tuvo procesos similares de estiaje con niveles preocupantes para aquellos tiempos. Sobre todo, en las primeras décadas, donde las alturas registradas entre los años ‘20 y el ‘40 descendieron por debajo del cero. 

Una de las bajantes más recordadas ocurrió en 1925 y así se puede ver en la foto que acompaña la nota. Tomada desde el aire, la imagen pertenece al Archivo General de la Nación y fue cedida a El Litoral por el grupo de Facebook “Santa Fe Antiguo”. Para ese año, casi como en la actualidad, el río llegó a medir 30 cm por debajo del cero. 

Diario El Litoral el 16 de septiembre del citado año tituló: “La bajante del río ha llegado a su máximo”.  Dentro de la nota se destacaba: “Durante las últimas 24 horas no ha vuelto a descender el nivel de las aguas del río Paraná en jurisdicción de nuestro puerto, observándose al contrario que tiende a repuntar. La bajante llegó ayer a su máximo, marcando el hidrómetro del dique No. 2, metros 0.30 bajo cero”.

Volviendo al presente, en lo que va de 2022 el nivel del río descendió unos 60 cm. Pasó de 36 cm, registrados el 31 de diciembre, a -0,23 mts registrados este domingo. En el medio, tuvo un insignificante repunte, que apenas movió el hidrómetro un par de centímetros. 

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Comparaciones

Como se ve en la imagen, la capital de la provincia estaba en pleno desarrollo. El puerto, en primer plano, se había inaugurado 15 años atrás y el Puente Colgante aún no había sido finalizado (1928). Lo que más impacta del registro fotográfico es la poca agua hacia el norte de la Laguna Setúbal. 

Como en la actualidad, el espejo de agua de la ciudad de Santa Fe quedó reducido al canal de navegación y para 1925 todavía no había sufrido los trabajos de dragado que se practicaron con el correr de los años. 

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Más al norte, las desaparecidas cavas y lagunas que los gobiernos locales rellenaron y transformaron en plazas y espacios públicos, la Plaza de la Bandera como ejemplo. A lo lejos, sobre la orilla de la Setúbal se puede observar el caserío de la Villa Setúbal, que por aquel entonces era un paraje de casaquintas y balneario. Todavía no existía la continuación de la Costanera hasta Javier de la Rosa.