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Crisis 2001

De Mendiguren: "El modelo del 1 a 1 de Cavallo fue un industricidio"

Presidente de la Unión Industrial Argentina en plena explosión de la Convertibilidad, se convirtió en uno de los protagonistas más importantes de esos días. En el gobierno de Eduardo Duhalde se convirtió en el primer ministro de la Producción de la historia argentina.

De Mendiguren en 2002, cuando era ministro de la Producción de la Nación. Crédito: Archivo El LitoralDe Mendiguren en 2002, cuando era ministro de la Producción de la Nación.
Crédito: Archivo El Litoral

De Mendiguren en 2002, cuando era ministro de la Producción de la Nación. Crédito: Archivo El Litoral

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Crisis 2001 De Mendiguren: "El modelo del 1 a 1 de Cavallo fue un industricidio" Presidente de la Unión Industrial Argentina en plena explosión de la Convertibilidad, se convirtió en uno de los protagonistas más importantes de esos días. En el gobierno de Eduardo Duhalde se convirtió en el primer ministro de la Producción de la historia argentina. Presidente de la Unión Industrial Argentina en plena explosión de la Convertibilidad, se convirtió en uno de los protagonistas más importantes de esos días. En el gobierno de Eduardo Duhalde se convirtió en el primer ministro de la Producción de la historia argentina.

-¿Cómo llegamos al 2001? ¿Por qué pasó lo que pasó?

 

-Porque lo que había sido en un principio un plan de estabilización como la Convertibilidad, que tenía según Cavallo un tiempo de duración de dos o tres años, se convirtió en un plan económico que estaba lejísimo de serlo. La rigidez del modelo que sirvió para salir de la hiperinflación hizo explotar la economía porque estaba abiertamente en contra de los sectores transables de la economía, de los sectores productivos, que tienen que competir con el exterior; y era muy bueno para los sectores de servicios, que no compiten; y sobre todo para los sectores de servicios internacionales porque con el retraso cambiario, por ejemplo, las telefónicas que estaban en el país generaban el 70% de las utilidades totales de las empresas porque tenían tarifas en dólares que cuadriplicaban las que tenían en cualquier otro lugar del mundo donde tenían inversiones. Como también la banca extranjera que había llegado a tener el 50 % de los depósitos del país cuando en un país normal tienen como máximo un 15%. Todos estos sectores se aferraban al 1 a 1 porque la rentabilidad de esos sectores era muy buena, giraban los dividendos al exterior por el retraso cambiario, pero el país día a día se iba cayendo en la generación de riquezas.

 

-¿Cual fue el detonante?

 

-La devaluación brasileña, a partir de la cual Argentina ya no pudo sostener más la convertibilidad. Pero como el gobierno de la Alianza había llegado con la promesa del 1 a 1 no podía salir. Entonces se empezaron a emitir monedas, cada provincia tenía la suya para poder subsistir, la producción se caía en todos lados, pero mientras desde el exterior siguieran financiando a Argentina, el país sobrevivía, mal pero sobrevivía. Hasta que el FMI en una reunión en la UIA que yo cuento en el libro a principios de diciembre de 2001 dice que no iban a mandar los 1.200 millones de dólares que Cavallo necesitaba para no caer en default.

 

-Antes de eso, un sector de los industriales, no todos, le advertía al gobierno el deterior que estaba sufriendo la industria en particular y el sector productivo en general. ¿Qué le respondían?

 

-Eso empezó en la última etapa del gobierno de Menem y siguió con la Alianza. Nos negaban el problema pese a que le mostrábamos que no podíamos competir con un brasileño o un español porque la tasa de interés que teníamos que pagar para financiarnos quintuplicaba la tasa de interés que pagaban ellos. El nivel de las tarifas de los servicios públicos, el retraso cambiario. Argentina era un país que importaba manzanas, naranjas, alimentos para perros desde Inglaterra. Habíamos perdido todo tipo de competitividad. ¿Qué nos decían? Que no era así, que teníamos que seguir mejorando. Y nosotros le decíamos que puertas adentro de la fábrica ya no podíamos hacer nada más, que el problema era del portón para afuera. En un momento de ese proceso, cuando Brasil estaba ingresando en la crisis que terminó en una devaluación, le advertíamos al ministro Roque Fernández sobre este peligro y él lo negaba y nos pedía que no habláramos porque si hablábamos Brasil iba a devaluar. Nos tomaba de bobos. Otra medida que Brasil tomó para protegerse fue parar las importaciones. Los que exportábamos a Brasil comprábamos los insumos, fabricábamos el productos y no nos dejaban pasar los camiones, los paraban en la frontera con montones de excusas. Le dijimos al ministro que eso no se podía hacer, que nos íbamos a fundir, que había que hacer una denuncia. Nos terminó recomendando, para hacer frente a esa situación, que saquemos un seguro para camiones, tomándonos el pelo.

 

- Llegamos al 2001 donde se presentan claramente dos salidas: la dolarización y la pesificación de la economía. ¿Cómo fue esa pelea? ¿Cuándo se dieron cuenta que tenían que hacer algo para evitar la dolarización?

 

-Primero hay que explicar bien, porque a veces la gente confunde la pesificación o desdolarización de la economía con los ahorros. Ante la crisis de la Convertibilidad, todo el grupo que quería mantener el 1 a 1, entre los que estaban las empresas privatizadas, bancos, Cavallo, el FMI, planeaba salir de la crisis por el camino de la dolarización. ¿Qué significaba dolarizar? Que Argentina adoptaba la moneda americana y perdía definitivamente la posibilidad de tener un país soberano, se quedaba sin las herramientas de la política monetaria, fiscal, pasábamos a ser un suburbio de los Estados Unidos sin su productividad, sin el crédito, sin la estabilidad. Un disparate. Después que el FMI nos dijo que le había soltado la mano a la Argentina, empezó una batalla grande. Ahí viene la carrera dolarizadora. Hay un cable de Reuters donde se hablaba del plan Cárdenas, que era el presidente del banco HSBC y que consistía en que los bancos extranjeros traían 15 mil millones de dólares al país para reforzar reservas y con eso Argentina se hubiera convertido en una hecatombe porque los bancos nacionales morían todos, se congelaba ese precio de tarifas, pero lo más importante nos quedábamos sin ninguna herramienta a futuro para un proyecto de desarrollo.

 

-¿Que hicieron ante esta situación?

 

-Lo fuimos a ver Cavallo y le dijimos que una cosa era ayudar con la CGT, con los bancos nacionales, con la Iglesia, las universidades, pero que la dolarización dividía aguas. ¿Qué país serio del mundo dolarizó su economía? Ninguno. Panamá, Ecuador, las islas Marshall, Micronesia. Ningún país del volumen de Argentina puede cometer ese disparate. Nos peleamos y con este grupo, que integraba además gran parte del radicalismo que no apoyaba la dolarización, hicimos un plan económico a plena luz del día porque todos estos sectores del poder económico trabajaban por debajo, sin dejarse ver. No se olvide que al otro día de renunciar, De la Rua volvió a la Casa Rosada para firmar el decreto que levantaba el Estado de Sitio y se encuentra en su despacho con Felipe González que había llegado un día tarde al país traído por Bulgheroni en su avión para hacer lobby por las empresas españolas para que se mantuviera el 1 a 1 y se fuera a la dolarización. Nosotros hicimos una conferencia de prensa donde presentamos la alternativa a la dolarización que era la desdolarización de la economía, la flotación del tipo de cambio, como todos los países del mundo. Y bueno, gracias a Dios pasamos de la peor crisis social, política y económica al período de crecimiento mas largo de la historia argentina entre 2002 y 2011 en base a una economía normal, con su propia moneda, con flotación administrada y liberando la energía productiva argentina que es lo que ahogaba la convertibilidad y la especulación financiera.

 

-Antes del 19 y 20 de diciembre se hicieron muchas reuniones de las que fue partícipe, incluso algunas se hicieron en su casa. Esta semana hubo declaraciones de ex funcionarios del gobierno de De la Rúa que dicen que lo que hubo fue un golpe y que lo derrocaron ¿Qué opinión tiene al respecto?

 

-Que fue todo lo contrario. Todos los sectores y actores de la Argentina quisieron sostener la institucionalidad y al gobierno pero hubo una sola persona que aisló al presidente. Por aquellos días todos los senadores y diputados radicales, las autoridades del partido, iban a decirle a De la Rúa que por favor corriera a Cavallo porque eso hacía imposible una salida y De la Rúa se aferró a Cavallo. El jefe de Gabinete de entonces, Christian Colombo, desestimó cualquier intento de golpe y admitió que los errores fueron propios porque dictaron un estado de sitio en una situación absolutamente desfavorable, irritaron a la gente, les sacamos los depósitos, Cavallo todos los días salía a criticar y excitaba a la gente. El mismo Terragno, del que nadie puede negar que es una persona centrada, dijo que los errores habían sido propios. ¿Alquien puede creer que con lo que significó Alfonsín para la democracia argentina podía estar involucrado en semejante cosa? A tal punto que lo que salvó realmente al país de ese infierno fue que los dos partidos mayoritarios de la Argentina, ante la magnitud de la tragedia, decidieron salir juntos sin echarse la culpa. A mi los doctores Duhalde y Alfonsín me ofrecieron ser el primer ministro de la producción de la historia argentina porque con toda claridad se expresó que el colapso que había ocurrido en Argentina había sido por un saqueo financiero que llevó al país al peor default de la historia de la humanidad, de 100 mil millones de dólares contra 30 mil de Rusia. El radicalismo integró el gabinete de Duhalde, el Frepaso también puso su gente y se pudo salir de esa crisis terminal. Que aquellos que provocaron el incendio hoy critiquen a los bomberos es inaudito.

 

- Una de las cosas que más se criticó y aún se critica es lo que llaman pesificación asimétrica. De hecho, Rodríguez Saá dijo que este pedido él no lo aceptó y por eso fue derrocado. ¿Es cierto esto?

 

-Acá había dos caminos: o pesificaban o dolarizaban. Todos los que creemos en un proyecto de desarrollo queríamos recuperar nuestra moneda, no ser un suburbio americano. Cavallo es el que instala esto, que hicimos licuar las deudas de los empresarios. Lo traiciona el subconciente porque el que sí le dio seguro de cambio a sus amigos empresarios en 1982 fue Cavallo. Todos los que estaban endeudados en dólares en el exterior, el Estado se hizo de cargo de la devaluación. Todos sus amigos estaban. Por supuesto que todos los amigos de Cavallo venían a pedirnos lo mismo que le había dado Cavallo en 1982 y no se lo dimos. Cada uno se tuvo que hacer cargo de saldar sus cuentas con el exterior y el Estado no puso un solo peso. Respecto de las deudas locales, la incobrabilidad del sistema ante semejante crisis y los años de recesión era muy alto y el tema era como se pesificaban, si a 1 peso o a 1,40. Ahí el presidente del Banco Central, que era Mario Blejer, trajo unos documentos que decían que si las deudas no se pesificaban 1 a 1 la incobrabilidad del sistema financiero iba a ser del 85% y pesificando 1 a 1,40 iba a ser del 15%. ¿Sabe quien trajo a Mario Blejer a Argentina? Cavallo. Por eso en televisión los otros días le dije que le pida explicaciones a su discípulo por que pesificó 1 a 1. Pero como lo que se quería era buscar un responsable que tuviera que ver con la producción, con la economía real, para cuidar a sus protegidos que fueron los bancos. Nos acusaba de lobistas cuando el único lobista que tuvo la Argentina para destrozarla fue Domingo Cavallo y el último gran lobby lo hizo con su amigo David Muldford al que le garantizó una comisión monstruosa por un megacanje de 20 mil millones de dólares. Se trata de confundir, de no decir que el objetivo era rematar las empresas. Lo dijo Duhalde cuando asumió: vamos a ir al rescate del aparato productivo argentino porque ¿cómo íbamos a producir el arranque de la economía sobre un cementerio de empresas?

 

-¿Por qué cree que no todos los industriales fueron a decirle al gobierno que con la convertibilidad se estaban fundiendo? 

 

-Porque dependía del sector donde estuviera. Por ejemplo, las empresas que integraban COPAL, que era una entidad socia de la UIA y que constituían todas las alimenticias que tienen una vinculación más cercana del campo que de la industria, con el 1 a 1 no estaban tan mal. El problema eran las metalúrgicas, las textiles, las pymes del interior del país, los pequeños productores rurales. Yo era director del banco Nación y en el año 2001, aun con una cosecha récord histórica, teníamos 13 millones de hectáreas hipotecadas. El campo estaba quebrado, estaban las mujeres en lucha que iban a las sucursales de Buenos Aires y las tomaban. Es decir, el modelo del 1 a 1 de Cavallo destruyó al campo, a la industria, a la maquinaria agrícola. Fue un industricidio. Esperemos que hayamos aprendido.

 

-También hay colegas suyos que lo hacen por una cuestión ideológica. Usted escribe en el libro que muchos industriales le venden la soga al que los quiere ahorcar.

 

-Es verdad, no me cabe ninguna duda. Por sentido común no podría haber ningún industrial que no fuera desarrollista. El desarrollismo es un proyecto que encabezó Frondizi pero que todos los países del mundo lo llevaron adelante, que es producir en Argentina la industrialización de nuestra producción primaria. Una cosa es crecer cuando el precio de la soja sube y otra es desarrollarse, que uno haga además de la soja la proteína, el biocombustible. El 2001 nos dejó un país que exportaba cueros e importaba zapatos, exportaba trigo e importaba fideos, exportaba maíz e importaba carne de cerdo. Eso era la Argentina del siglo XIX que es a lo que nos lleva la valorización y la especulación financiera.

 

-¿Por qué una parte de la sociedad argentina cree que la salida del país sigue siendo el modelo económico de los 90, Macri elogia a Cavallo?

 

-Primero porque nosotros no hemos sabido comunicar nuestro proyecto. Pero además, los modelos de populismo de retraso cambiario en el corto plazo traen una sensación de estabilidad aparente, todo el mundo viaja a Miami, todo el mundo se compra electrodomésticos, tiene un auto importado, los bancos ganan plata y giran mas plata al exterior, su casa vale millones de dólares, todos somos millonarios en dólares, y la política en ese estado de bienestar aparente gana elecciones. Ahora todos estos procesos terminaron de dos formas. Mal o peor. Todos terminaron explotando, con devaluaciones y otra vez el círculo vuelve a arrancar.

 

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