Por Luis Rodrigo

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El encuentro fue convocado unas horas antes de que se produzca, pero había sido pedido hacía ya casi dos semanas. y estuvieron todos. “Los seis”, como dicen ellos.

El gobernador Omar Perotti los esperó con el ministro de gobierno Esteban Borgonovo y con su par de Gestión Pública, Rubén Michlig. A horario llegaron los senadores Armando Traferri (San Lorenzo), Rubén Pirola (Las Colonias), Joaquín Gramajo (9 de Julio), José Baucero (San Javier), Osvaldo Sosa (Vera) y Guillermo Cornaglia (Belgrano).

En el Senado, el bloque Juan Domingo Perón tiene doce integrantes que ya desde antes de jurar formaron dos grupos de seis y seis. En la tarde del miércoles, la reunión fue con los seis que reivindican la idea de ser “un oficialismo responsable”, con una férrea defensa del poder que durante los años en que el peronismo fue oposición acumuló la Cámara alta, donde tiene la mayoría desde hace décadas. 

Nueces, almendras, castañas, mix de frutos secos, galletitas de cereales, café y té. Un menú frugal pero nutritivo. Muy adecuado para descargar sobre las semillas y las pepitas duras  las tensiones que contuvo la reunión. (También hubo frutas).

No hubo siesta en la casa ubicada sobre calle Amenábar, a espaldas de la Casa Gris. Desde las 14 se vieron los coches de los senadores.

La reunión había sido pedida hacía ya tiempo. Y finalmente se concretó en el momento en el que eran más álgidas las quejas ­ahora públicas- de los senadores del Nuevo Espacio Santafesino, el Nes, que encabeza Traferri, el jefe del bloque del PJ en la Cámara alta y que impulsó la figura de la hoy vicegobernadora Alejandra Rodenas.

A los jefes territoriales ­todos los senadores de las distintas bancadas lo son- no les gusta que les “pisen el departamento” sin sumarlos. Si hay un acto, una actividad oficial, un nombramiento, un lugar que ocupar los senadores los saben pero quieren tener un trato directo con los colaboradores del titular del Poder Ejecutivo. Y esos reproches estuvieron, manteniendo el distanciamiento social y las buenas costumbres, pero con todas las letras. Hubo varios planteos serios en los que se dijeron con pelos y señales que no tienen de tal o cual ministro la atención que esperan, o que directamente fulano y mengano les alimentan las rivalidades internas, en sus lugares.

El blanco principal de las quejas fue el de la inseguridad. La cuarentena dio un respiro pero desde hace un par de semanas el descontento de varias ciudades del interior (históricamente muy tranquilas) alarma a los senadores. Y lo peor es que no hay con quien hablar, le dijeron al gobernador.

Analizaron la situación de cada área de gobierno frente a la pandemia y se conversó de política y de ambas a la vez. 

La reunión logró un aprobado, sin más elogios, a la hora de las evaluaciones que hicieron los senadores. Pero otra vez, al volver a sus cuarentenas hogareñas se preguntaron si habían vivido -por fin- el inicio de otra relación o sería más de lo mismo.

Escucharon del titular de la Casa Gris lo que querían pero no están tan seguros que luego esas palabras anheladas se lleven a la práctica. La interna del PJ santafesino sigue y ahora se prefiere que no haya fotos. Habrá que ver por cuánto tiempo la merienda del miércoles por la tarde calma las aguas de los jueves.