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Sábado 02.11.2019 - Última actualización - 10:22
9:52

Supo cómo prevalecer

Sudáfrica impuso condiciones

Anuló a Inglaterra y conquistó el tercer título ecuménico de su historial. De este modo, el Hemisferio Sur se adueñó de su octavo cetro universal, frente a un único alcanzado por el Norte. 

El Litoral en Japón Crédito: RWC PressEl Litoral en Japón
Crédito: RWC Press

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Supo cómo prevalecer Sudáfrica impuso condiciones Anuló a Inglaterra y conquistó el tercer título ecuménico de su historial. De este modo, el Hemisferio Sur se adueñó de su octavo cetro universal, frente a un único alcanzado por el Norte.  Anuló a Inglaterra y conquistó el tercer título ecuménico de su historial. De este modo, el Hemisferio Sur se adueñó de su octavo cetro universal, frente a un único alcanzado por el Norte. 

Con una estupenda producción colectiva e individual, en la que la imposición física tuvo un papel preponderante, Sudáfrica venció a Inglaterra por 32 a 12, consagrándose campeón de la Rugby World 2019, concluída hoy con un éxito rotundo en Japón.


Desde el mismísimo kick-off hubo señales de lo que ocurriría a lo largo de un partido de máxima intensidad, en la que los Springboks fueron capaces de generar las condiciones que más les favorecían.


A esto, se sumaron hechos puntuales muy desfavorables para los ingleses: como la baja del excelente pilar Kyle Sinckler (sin dudas, uno de los mejores del torneo), quien tuvo que abandonar el campo de juego a los 2 minutos, respetando el protocolo de seguridad, ya que sufrió una conmoción al golpearse duramente la cabeza en un tackle. 
Amén de esto, irrumpieron inmediatamente dos de los factores de resultaron determinantes: primero, la asfixiante presión impuesta por los Boks, cercenando una y otra vez las chances de juego de su adversario.
 

 


Luego, la nítida superioridad lograda en el scrum, lo que generó una plataforma ideal para lanzar juego y/o para generar penales, que fueron letalmente aprovechados por la puntería del apertura Pollard, que solamente marró su primer envío a los postes.


Frente a esto, el Rose Team apenas pudo sostenerse con más entereza que intelecto, sumando con los penales de Farrell, ya que las escasas situaciones que dispuso, fueron muy bien contenidas por la defensa adversaria.


El 12 a 6 del parcial fue una síntesis de lo explicado, en un contexto cargado de tensión y dudas, focalizadas fundamentalmente en conocer si los británicos encontrarían la manera de despojarse de la impiadosa telaraña verde.



El complemento


El segundo tiempo arrancó con Inglaterra alcanzando algo más de protagonismo, lo que no pudo expresar en puntos, producto de la inexpugnable defensa Bokke y las propias imprecisiones.


De ese modo transcurrió la primera mitad de la etapa final, por lo que no extrañó el 18 a 12 del marcador, que obviamente mantenía la posibilidad de una definición abierta a cualquiera de los dos. 


Hasta que Sudáfrica demostró que poseía los argumentos necesarios como para rubricar el predominio en las cuestiones puntuales antes señaladas, construyendo el primer try del partido, merced a una lucida acción compartido por dos de sus backs: Am y Mapimpi.


Con el goal de Pollard, la diferencia se estiró a 25 a 12, permitiendo que por primera vez en el encuentro se avizorara la sensación de quién conquistaría el preciado cetro universal.


Si alguien tenía dudas, seguramente se disiparon cuando el “pequeño gigante” Kolbe armó el ensayo que liquidó definitivamente el pleito.


Para acceder a la tercera corona del historial, los Springboks se aferraron a su esencia: ante todo, imposición física; pero además, a una inteligente propuesta táctica, forjada en la convicción de transformarse en los mejores, cuando “apenas” eran candidatos a llegar a la definición, favorecidos por el lado más “modesto” del draw mundialista.


En materia individual, surgen las figuras del flanker Pieter-Steph Du Toit, del octavo Duane Vermeulen y del medio scrum Faf de Klerk, de notable performance en la final y en el resto del torneo. Pero también sería injusto no mencionar al apertura Handre Pollard, al centro Damian de Allende y al nombrado Cheslin Kolbe, quienes resultaron determinantes para aprovechar las situaciones factibles generadas por un pack de foward que, en conjunto, cumplió una actuación extraordinaria.

 

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