En 2020, plena pandemia, los músicos porteños Ignacio Oroná y Leonardo Marconi (hijo del reconocido bandoneonista Néstor Marconi) decidieron formar el grupo Izcunigo. Lo hicieron con el fin de aportar una mirada original y propia sobre el tango, a través de arreglos modernos de obras antiguas y de la creación de nuevas piezas. El dúo introdujo, para eso, una metodología de trabajo que los une con distintos contrabajistas todos ellos en calidad de invitados, lo cual les posibilita crear formaciones de tríos y explorar así distintas sonoridades tangueras, sin perder de vista la esencia del género.

 

 

El nombre Izcunigo fue inventado por los artistas y contiene en su génesis una leyenda “fluvial”, que proviene del Delta del Tigre. “A partir de viajes y estadías que hicimos en las islas, que están insólitamente cerca de la capital, escuchamos hablar del mítico izcunigo, este pájaro que vive en comunidades y se turna para vigilar atentamente en beneficio de toda la manada. Quisimos recoger y también honrar esta leyenda”, contaron los integrantes del grupo a este medio. 

 

 

De hecho, y bajo esa influencia, actualmente están presentando su primera obra discográfica, denominada “Delta”. Se trata de la primera obra discográfica del grupo, con un repertorio de diez obras instrumentales. El mismo incluye composiciones de músicos admirados por los artistas y otras que no son tan interpretadas y conocidas. También contiene dos obras propias: “Sofitango”, que está dedicada a la hija de uno de los artistas y “Delta” que rinde tributo a la zona geográfica que sirvió de inspiración.

 

 

Una amistad marcada por la música

 

Consultados respecto a los motivos que los decidieron a formalizar el proyecto Izcunigo en el contexto de la pandemia y cómo lo plasmaron en medio de las restricciones, los músicos explicaron a este medio que los une una amistad de varios años, marcada por encuentros interminables en los que discuten de música, arte, la vida. “Como tenemos ideas muy parecidas respecto del sonido, la conformación del dúo se dio muy naturalmente. La dinámica se dio de la siguiente manera: uno de nosotros (por lo general Ignacio) empezaba a escribir un arreglo y se lo enviaba al otro (Leonardo) para que lo corrigiera, aumentara y agregara las partes específicas de piano. Luego el arreglo volvía a Ignacio, que terminaba de darle un sentido orgánico. Y, si era necesario, lo hacíamos girar una o dos veces más”, explicaron. 

 

“Es la música con la que crecimos”

 

Respecto a cómo abordar un género como el tango, tan arraigado en la cultura popular argentina, para ofrecer una mirada propia y original, los músicos remarcaron que para ambos el tango es algo natural. “Un poco como el folklore para los salteños o los jujeños: el tango es el folklore de Buenos Aires, es la música con la que crecimos. Si bien el rock era la música más presente en los 80 y los 90, el tango siempre estaba sonando de fondo en la casa de nuestros padres literalmente, en el caso de Leo, y más metafóricamente en el caso de Ignacio. De una manera u otra, el tango siempre estaba. Fue una música que fuimos no descubriendo, sino más bien develando”, explicaron.

 

El tango sobrevuela todo el tiempo al grupo a través de Astor Piazzolla, Néstor Marconi y Julián Plaza. Pero las influencias no se limitan, ni mucho menos, a ese género. Consultados al respecto, señalaron que escuchan Pink Floyd, Frank Zappa, Génesis (sobre todo la época anterior a la partida de Hackett), Sergej Rachmaninoff, Edvard Grieg, Beethoven, Miles Davis y John Coltrane, entre otros. 

 

 

Una felicidad enorme

 

 

Actualmente están presentando su primera obra discográfica, “Delta”, que incluyó un proceso creativo muy interesante. “Cuando un proyecto se arma, normalmente, primero se forma el grupo, se prueban algunos arreglos y cuando la cosa más o menos empieza a funcionar se empieza a tocar en distintos lugares. Si eso va bien, entonces se agregan nuevos arreglos hasta que se decide grabar. Con Izcunigo fue exactamente al revés. Primero hicimos varias reuniones charlando sobre las ideas que cada uno tenía sobre el sonido. Escuchamos mucha música juntos: el Sexteto Tango, Rachmaninoff, Néstor Marconi (un gran referente para ambos), la orquesta de Troilo. De allí fuimos decidiendo qué tipo de arreglos nos interesaba explorar en la nueva agrupación, las formas, los recursos. El siguiente paso fue empezar a escribir el material conjuntamente, como decíamos antes: uno escribe, el otro revisa lo que se escribió, agrega, corrige, suma, tacha. Ida y vuelta”, explicaron. 

 

Tanto para Marconi como para Oroná, la posibilidad de que “Delta” ya esté sonando en la calle y que la gente lo pueda escuchar representa una felicidad enorme. “Haber podido llegar al disco nos permite dar un paso firme en la consolidación de Izcunigo. Ya tenemos un sonido que nos representa, ahora queremos salir a defenderlo tocando en vivo y acercarlo al público tanguero”, expresaron. 

 

 

Mantener vivo al grupo

 

La agenda del grupo para los próximos meses incluye una presentación en vivo oficial de este nuevo disco “Delta”, en formato trío con Hernán Maiza en el contrabajo y Enzo Pinto como cantante invitado. Será el sábado 11 de junio en la sala Bargoglio, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “Estamos trabajando en varias cosas que ya iremos dando a conocer. Hay un triple concierto que esperamos poder presentar este año, para tres tanguistas y orquesta y planeamos un homenaje a Piazzolla que esperamos que sea bastante original. También tenemos la idea de hacer un disco más bailable en el que ya estamos trabajando, pero por ahora, más que nada, buscamos rodar con esta formación y llegar con nuestra música a toda la gente a la que le gusta lo que hacemos”, cerraron.