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Sábado 23.04.2022 - Última actualización - 27.04.2022 - 15:50
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“Stravaganza 10 años”

Flavio Mendoza cuenta su vida con la magia del escenario

El bailarín, coreógrafo y director combina todas las disciplinas del teatro moderno: danza, acrobacia, canto, actuación y humor, con una gran apuesta humana y técnica. En esta versión aniversario resume todos esos años de experiencia, reflejando las vivencias que lo animaron en este tiempo. De eso y mucho más pudo conocer El Litoral, anticipando el show que podrá verse el 29 y 30 de abril, a las 19 y 21.30, y el 1 de mayo a las 21 en la Estación Belgrano.

 Crédito: El Litoral
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“Stravaganza 10 años” Flavio Mendoza cuenta su vida con la magia del escenario El bailarín, coreógrafo y director combina todas las disciplinas del teatro moderno: danza, acrobacia, canto, actuación y humor, con una gran apuesta humana y técnica. En esta versión aniversario resume todos esos años de experiencia, reflejando las vivencias que lo animaron en este tiempo. De eso y mucho más pudo conocer El Litoral, anticipando el show que podrá verse el 29 y 30 de abril, a las 19 y 21.30, y el 1 de mayo a las 21 en la Estación Belgrano. El bailarín, coreógrafo y director combina todas las disciplinas del teatro moderno: danza, acrobacia, canto, actuación y humor, con una gran apuesta humana y técnica. En esta versión aniversario resume todos esos años de experiencia, reflejando las vivencias que lo animaron en este tiempo. De eso y mucho más pudo conocer El Litoral, anticipando el show que podrá verse el 29 y 30 de abril, a las 19 y 21.30, y el 1 de mayo a las 21 en la Estación Belgrano.

Flavio Mendoza trae “Stravaganza 10 años” a Santa Fe el viernes 29, el sábado 30 de abril; debido a la gran respuesta de público debieron agregarse tres nuevas funciones. Así que además de las que estaban previstas para las 21.30 se sumó el horario de las 19 para cada jornada, siempre en la Estación Belgrano (bulevar Gálvez 1150). Como se agotaron las entradas, también se agregó una función el domingo 1 de mayo a las 21. 

 

A través de una lograda puesta en escena, este show logra combinar todas las disciplinas del teatro moderno: danza, acrobacia, canto, actuación y humor, con una especial fusión musical de ritmos muy vanguardista, un gran despliegue tecnológico y un elenco insuperable con más de 40 artistas en escena, apoyados por un staff técnico de primer nivel.

 

Anticipando ese fin de semana de despliegue escénico, el litoral pudo acceder al bailarín, coreógrafo y director para conocer más sobre su propuesta estética y las experiencias que lo llevaron a concretar este proyecto consagratorio.

 

Apuesta fuerte

 

-Mirabas con atención el video de presentación. ¿Qué es lo que ves desde afuera?

 

-Qué loco es poder hacer de vuelta este espectáculo, que hizo mucho en mi vida. Es muy difícil hacer este tipo de espectáculos hoy en día en la Argentina: por una cuestión económica, por una cuestión de logística, de todo lo que implica. Es un esfuerzo muy grande de los productores, de mí elenco. Y es tan grande, a mí me dio tanto, que cada vez que lo veo me sigo sorprendiendo, sigo encontrando cositas, detalles, cuándo pasa un tiempo y vuelvo a ver el espectáculo.

 

-¿Cómo se eligió Santa Fe como parte de la gira?

 

-Santa Fe es una ciudad que tiene mucho arte: he venido varias veces, desde la época del circo de mi familia. Y hay otra cosa: no en cualquier lugar se puede hacer “Stravaganza”. El lugar tiene que estar apto para la pileta, no es un escenario convencional como podría ser un teatro: la pileta tiene un tamaño, tiene un hidráulico, un espacio que también el lugar se tiene que dar. Y este lugar es espectacular. Me parece que a Santa Fe le gustan mucho los espectáculos, pero estuvimos mucho tiempo parados, así que creo que en cualquier lugar del país la gente quiere ver un buen espectáculo.

 

-¿Te asombra la dimensión de lo que hiciste con “Stravaganza”?

 

-No soy de comparar, pero me comparo (risas). Hacerlo me produce físicamente un estrés corporal terrible, porque ya no tengo la misma edad; tengo muchas lesiones en el cuerpo, y es un espectáculo que no lo hago de taquito. Yo hice comedia: salía del hotel, me bañaba, me cambiaba la ropa (y hay algunos artistas que ni se cambian, lo hacen con lo que tienen puesto). Esto tiene todo una preparación: te tenés que maquillar todo el cuerpo, maquillaje especial en la cara, vestuario especial por el agua (que cuando hacemos dos funciones tenemos que tener dos vestuarios, porque si no te lo ponés empapado).

 

Por eso digo: “Qué pedazo de show, y qué bueno que se puede hacer”. Es difícil hacer estos espectáculos en la Argentina con tantos artistas día con tanta tecnología. La gente se sienta y lo ve; el proceso de armado es largo, y después se te va en una hora y media. A mí me sigue impresionando.

 

-El costo económico incluso es mayor después de la pandemia. ¿Cómo se hace?

 

-Conociendo a gente loca y apasionada como yo. No creo que se pueda ser de otra forma porque si no amás lo que hacés, no lo hacés: no te termina conviniendo. Vine a Santa Fe cuando la pandemia estaba mucho más fuerte, a hacer “Tres empanadas”, a la gente le costaba ir al teatro: porque tenía miedo, porque no tenía plata, por todo lo que pasaba. Y en esa temporada no gané un centavo, pero lo hice porque era una forma de que la rueda volviese a girar: porque estaba todo el mundo trabajando y los artistas eran los últimos en trabajar. Y no hablo por mí porque yo pude zafar, pero había mucha gente que no: bailarines, acróbatas, cantantes, iluminadores; gente que necesitaba que uno trabaje para poder tener trabajo.

 

Siento mucho orgullo de poder hacerlo, junto con mis productores. La verdad que tenemos hoy acá en Santa Fe una gran venta de entradas, y es maravilloso eso; pero a la vez no es un espectáculo en el que más ganas plata, por más que estés reventando de gente; porque tiene mucho insumo y es muy costoso hacerlo. Pero me da mucha felicidad igual.

 

Disciplina

 

-Recién hablabas de los vestuarios. En tu doble rol de intérprete y director general del resto de los intérpretes, ¿cómo se maneja la energía y cuánto de preparación requiere hacer dos funciones de una puesta tan desgastante y tan física? ¿Cómo se trabaja, y qué preparación requiere para todo el elenco (grupal e individual)?

 

-Creo que soy de los directores más exigentes que tiene el país: han hablado mucho de mi carácter. Pero es un espectáculo en el que te podés lastimar feo; entonces tenés que ser muy estricto. A los chicos les exijo que mínimamente estén tres horas antes: primero porque tiene que entrar en calor, y tienen que preparar sus lugares de acceso: los que salen de arriba, los que vienen por el agua; son cosas que no son tan convencionales.

 

Cuando era bailarín y hacía ballet sabía que era el tapete ese y bailabas ahí, no pasaba otra cosa. Acá cuando se abre el escenario tenés un agujero que si metés la pata te la quebrás. Con los elencos con los que trabajo en “Stravaganza” soy como un soldado: los tengo un poco cagando (hablando mal y pronto), porque te podés lastimar feo.

 

Es exigente el espectáculo para mí también: ya no tengo 20 años; un poquito más, 25 (risas). Y el cuerpo me pasa factura: en el verano iba del kinesiólogo al teatro todos los días, porque tenía los hombros destruidos. Y los tengo destruidos, pero hay algo mágico cuando salís al escenario. Pero con disciplina: Si no tienes disciplina este espectáculo no lo podés hacer.

 

-¿Qué significa “Stravaganza” en tu vida personal?

 

-En el monólogo final digo que en estos diez años puedo contar toda mi vida. En estos diez años me pasó de todo: tuve mi consagración como artista, me hice un artista popular, pude realizar mi sueño de hacer este espectáculo: en su momento era “esto no va a funcionar”.

 

Perdí muchas personas que amaba y ahora tengo a mi hijo; son muchas cosas que pasaron en estos diez años; vengo ahora de la pérdida de un amigo, que tuvo que ver porque hacía vestuario en el espectáculo, Tiene una cosa muy visceral mía, me conecta con cosas hermosas y tristes. En este espectáculo se cuenta mucho de eso: el pasado, el presente y el futuro, no solamente del espectáculo sino también mío. Pero el final del cuento es la felicidad plena.

 

Eso es para mí, y creo que para todo espectador que se sienta y lo ve, porque se transmite. Te vas a emocionar, porque no es un espectáculo pochoclero más; que yo le puedo hacer, lo hice toda mi vida. Puedo hacer el espectáculo más pochoclero, que la gente vaya, se divierta, se ría y se vaya a su casa. Este te deja una sensación muy linda, y es lo que más me gusta del show.

 

 

Expresión total

 

-Hay muchas artes que se combinan en “Stravaganza”: la danza, la plástica, la música. ¿Cómo se reestructura todo eso?

 

-Cuando era bailarín de otro director no me gustaba todo lo que bailaba; Me gustaba lo que bailaba pero no me gustaba la ropa; decía: “Uy, no hay nada de efecto”, bailábamos terrenal todo el tiempo. Cuando empecé a hacer coreógrafo empecé a colgar a algún que otro bailarín: me decían: “¡Vos estás loco!”, pero los colgaba. Me parecía que todo tenía que ver con un todo.

 

A mí me gusta que el espectáculo tenga buen vestuario, que haya una música original; porque agarrar el CD de una música que ya existe y hacerla es muy fácil. Me parece que el arte también tiene que ver con eso. Estas músicas fueron creadas para mí, realmente los volví locos a los músicos: “Esto no me gusta, esto no me gusta”; llegó un momento en el que me decían: “No entiendo qué es lo que querés”. Y buscar algo que yo no veía.

 

Fui director artístico de Nito Artaza, trabajé 10 años con él en la época en que fue el rey del teatro de revista en la Argentina. Los últimos cinco años fui su director, y me aburría lo que hacía: estaba la presentación, el musical de la vedette, el musical de la otra vedette y el final. Y sentía que si hacía un cuadro egipcio o un cuadro espacial era lo mismo; entonces decía: “Tengo que buscar otra cosa”.

 

Cuando empecé a hacer “Stravaganza” no entendían qué es lo que quería hacer. Muchos hacen un rejunte de famosos con todos los que salen en la tele y se hace una obra; ponés a los famosos que son los que traen al público. Y yo quería decirles que era otra cosa lo que quería hacer, y se logró. Eso es “Stravaganza”: una conjunción de muchas cosas del arte que me gustan.

 

-Decías que en estos diez años se refleja tu vida. ¿Cómo se reflejan las cosas que fuiste queriendo agregar, o cosas que soñaste y quisiste sumar?

 

-“Stravaganza” tiene que ver mucho con mi vida: hay musicales que por ahí no te vas a dar cuenta, pero tienen que ver con algo que pasó en mi vida. En estos últimos años no puedo hacer los espectáculos pochocleros sino los que a mí por lo menos me dejen algo (si bien “Stravaganza” es pochoclero, te deja algo).

 

Me pasa que todo el tiempo lo voy mejorando o acomodando. Por ejemplo, estos “10 años” son un resumen de esos diez años; no es el que ya hice. La particularidad que tiene es que siempre puse un humorista o varios; por ahí ya conocidos, que venían con su repertorio, y tenía que adaptar lo que hacía para que pudieran convivir. Acá no, dije: “Quiero contar lo que fue ‘Stravaganza’”. Entonces el humor tiene que ver con el Pasado, el Presente y el Futuro: así se llaman los tres artistas que están; y pude contar lo que quería, no tuve que adaptarme a otro (por ejemplo, en el primer “Stravaganza” fue Diego Reinhold) sino que lo escribí para el espectáculo.

 

Dimensión personal

 

-¿Sentís el amor de la gente?

 

-Sí eso es otra cosa que a mí me emociona mucho: a veces digo “no me lo merezco”; que la gente me quiera tanto es muy lindo, para mí es lo mejor. Me duele muchísimo cuando por ahí se comenta algo de mí que no es verdad. El que me ha visto en televisión sabe que cuando algo no me gusta lo digo: me peleo, discuto. Soy muy verdadero, más allá de que tengo problemas como tiene todo el mundo. Pero no me gusta cuando se dice algo de mí: lo que me gusta es que se sepa que soy buena gente, me quedo con eso.

 

Cuando entré a mi primer espectáculo de revista había un humorista al que mi papá amaba; muy conocido, gran humorista de Argentina. Mi papá me decía: “No puedo creer que vas a trabajar con él”. Cuando empecé a ensayar el tipo era lo más mierda que había, y a mí me dio mucha tristeza. Nunca se lo dije a mi papá: él ya no está en esta vida y nunca se lo conté porque no quería desilusionar a mi viejo. Nos tenía cagando, y aparte algunos te hacen daño, es terrible eso. Gracias a Dios las cosas fueron cambiando, pero soy de la época de la revista donde a la mujer se la acosaba todo el tiempo, los productores eran unos pajeros.

 

A veces pasa con los artistas decimos “es buenísimo”; sí, es buenísimo por ahí lo que ves en ese momento, pero la realidad no es eso. No quiero que se comente de mí lo que estoy comentando (risas). Quiero que quede: “El tipo fue laburante y fue buen tipo”. Me gustaría que le digan eso a mi hijo.

 

Después está esa cosa de que piensan que el artista es de hierro, que a vos no te pasa nada. Me acuerdo que falleció mi vieja, yo salgo del velatorio y a los diez metros una persona me pide una foto. No le contesté, seguí caminando, y a los tres metros escucho que dice: “Qué mala onda”. ¿Qué vas a hacer en ese momento? ¿Le vas a explicar? “Señora, soy humano como usted, estoy triste, no tengo ganas de una foto”. Pero eso siempre va a pasar, es el precio que uno paga.

 

-¿Cómo manejás las ansiedades?

 

-Sigo teniendo el mismo nervio y miedo del primer día. Ahora cuando arman el escenario tengo un dolor de panza... Gracias a Dios que me pasa, porque si no lo sintiese tendría que hacer otra cosa, poner un parripollo. Yo discuto con los bailarines, les digo: “Esto es así; si no lo sentís ponete un parripollo”. A veces se ofenden pero te lo pongo así para decirte que el artista es otra cosa: es amar lo que hacés. Demostramos lo que sabemos hacer en tres minutos ,y si esos tres minutos salen mal es horrible. No es que a mí no me importa si el musical no me salió bien; si no me sale bien ya me voy frustrado: esa gente no va a venir mañana a verme. Por ahí me dicen “nadie se dio cuenta”, pero con que me dé cuenta yo ya está; me hace muy mal eso.

 

-¿Cómo se hace para que el ego no te domine?

 

-Papá y Cacho Castaña decían la misma frase: “Ni la fama ni la plata te cambian: te delatan”. Eso es tan real... No sé por qué tengo que ser más que otro. Tengo mis histeriqueadas como cualquier persona, y cada año que pasa y me vuelvo más viejo agradezco mucho más poder tener esto: hacer lo que amás, que resulte y que la gente te quiera es maravilloso. Por eso agradezco todos los días.

 

También ser papá te cambia mucho la perspectiva: uno empieza a mirar las cosas de otro color. Con Dionisio hay cosas que antes le daba bolilla que ahora no se las doy: “Esto es parte de mi profesión y lo demás queda afuera”.

 

 

Localidades

Puntos de venta: Credife Santa Fe (25 de Mayo 2610), Nexon Peatonal Santa Fe (San Martín 2637), Nexon Aristóbulo del Valle (Aristobulo del Valle 6780), Nexon Santo tome (Av. 7 de Marzo 2091), Nexon Blas Parera (Av. Blas Parera 6980), Nexon Paraná (Urquiza 1031), Terco Tour Paraná (25 de Mayo 453), Credife Esperanza (Sarmiento 1960), Credife Rafaela (9 de Julio 114).

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Venta telefónica: 0342-155-764161.

 

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