Para la selección nacional, todo terminó dos semanas antes y con el fracaso a cuestas, no sólo de los jugadores adentro de la cancha, sino de un entrenador desorientado y de una dirigencia que tomó un rumbo equivocado en estos cuatro años y que ahora debe elaborar un proyecto, tomar decisiones y elegir bien. Pueden venirse tiempos duros si esto no se hace con energía, valentía, sin medias tintas ni virajes ante el primer obstáculo.